Acumuladores

Si se emplean en las pilas determinados electrodos y electrolitos es posible recuperar la pila hasta su estado original haciendo que la corriente circule por ella en sentido opuesto, para lo que se emplea una fuente externa de voltaje. Las pilas capaces de regenerarse de este modo reciben el nombre de baterías o acumuladores.

Los dos tipos fundamentales son el de plomo y el alcalino de ferro-níquel. El primero emplea el ácido sulfúrico como electrolito, siendo sus electrodos de óxido de plomo y plomo.

Son capaces de generar una fem de 2 voltios. Si se disponen en batería conectadas en serie 6 pilas de este tipo, el conjunto es capaz de producir 12 voltios con intensidades de hasta 200 amperios (como las que se emplean, por ejemplo, como baterías de los automóviles).

El segundo tipo (ferro-níquel) emplea una solución de hidróxido de potasio como electrolito y un cátodo de hidróxido de níquel, así como un ánodo de hierro. La ventaja de las baterías alcalinas, a pesar de generar corrientes de voltajes más bajos, es que tienen una duración más prologada y son más ligeras y resistentes.

Las pilas y baterías son capaces de transformar la energía química en energía eléctrica con un rendimiento mucho mayor (de aproximadamente un 90%) que cualquier otro de los procesos de obtención de esta energía, si bien presentan el inconveniente de su elevado costo.