Antecedentes del derecho

Las conductas humanas, ya sean acciones u omisiones que tienen lugar en relación con lo que nos rodea, son acciones que se justifican o legitiman en función de parámetros que nos indican que esas acciones son posibles o correctas.

La convivencia de los seres humanos en sociedad requiere, para ser armónica, estar sujeta a una serie de disposiciones donde, fundamentalmente, sus destinatarios conozcan cuáles son sus derechos y el alcance de sus obligaciones. Para lograr ese objetivo es necesario que todo ciudadano se introduzca al conocimiento del régimen jurídico al cual pertenece.

Desde la época de las cavernas ya existían disputas o diferencias entre los hombres en cuanto a la forma de cazar o repartir los alimentos. Asimismo, el más fuerte se imponía al débil, enfermo o incapacitado usando la fuerza de otros hombres, por lo que se intentó fijar limites de conducta tanto a los cazadores como a los guerreros y conciliar los intereses en disputa; es decir, se trató desde entonces de imponer una norma superior a la que todos se sometieran.

Los pueblos en la antigüedad ya contaban con valores morales, religiosos, costumbres, hábitos; o sea, con una ética que codificaban de alguna manera; una especie de “norma” que aplicaba el gobernante de la tribu, reino o imperio; los romanos le llamarían lex (ley). Un antecedente del derecho es la Ley del Talión, que nace en una región de Mesopotamia.

Según el Diccionario de sociología, esta “norma” es una forma primitiva de adecuación que media entre el delito y la pena. Es decir, la pena debe adoptar la misma expresión cualitativa y cuantitativa del delito. La Ley del Talión es expresada en la clásica formulación “ojo por ojo, diente por diente”, registrada ya en el Antiguo Testamento y en el Código de Hammurabi.

Además encontramos el Código de Hammurabi —primera ley escrita de la que se tiene conocimiento— que rige las relaciones mercantiles, préstamos a interés, contratos, depósitos de mercancías, comisiones y contratos de compraventa. Sus normas tuvieron aplicación en Caldea y Babilonia, Siria, Irán e Irak.

Otra ley escrita, de origen místico-religioso, son las tablas grabadas en la piedra de Moisés o los diez mandamientos, que aún tienen vigencia en nuestra civilización occidental. También encontramos el Corán, de los musulmanes; se trata de un código de penas y sanciones que se aplican contra quienes violen los preceptos místicos ordenados por el profeta Mahoma. Además, tenemos el Código de Manu, colección de normas religiosas y sociales de los arios en la India. Otro antecedente fundamental del derecho lo encontramos en Roma.

Los romanos originaron una sociedad nacida de esclavos y libertos (libres), que adoptaron una nueva forma de organización llamada derecho o IUS, consignada en las 12 tablas de la Ley. Es un derecho “primitivo” y a veces cruel porque establecía que el deudor pagaría al acreedor con una parte de su cuerpo en caso de negarse a cumplir con su deuda.

Igualmente, los aztecas en cada barrio o calpulli tenían un tribunal o casa de justicia, donde se dirimían los problemas legales; para juzgar a una persona se seguían determinadas reglas. El estado intervenía en la fijación de precios y en todo lo relacionado con el comercio exterior.

Fuente: Conceptos jurídicos fundamentales de la facultad de contaduría y administración, UNAM.