Concepto y funciones de la semiótica

La Semiótica se define como la ciencia general de los signos. Pero cuando se habla de signos, se habla preferentemente de signos lingüísticos.

Y cuando se habla de signos no lingüísticos, como las señales de tráfico, se sabe que el aprendizaje de esa clase de signos no es posible sin la participación de los signos lingüísticos. Por lo tanto, la Semiótica no es una ciencia distinta de la Lingüística.

Si en el terreno de las definiciones generales la Semiótica se presenta como una ciencia carente de fundamentos propios, en el terreno de los conceptos la situación es aún peor.

Todo el mundo admite que la palabra es un signo compuesto de dos partes. Los gramáticos medievales llamaron forma y concepto a esas dos partes.

Saussure, por su parte, las llamó de varios modos: imagen acústica y concepto, significante y significado, y signo e idea. Hjelmslev las llamó expresión y contenido; John Lyon, forma y significado; Ogden y Richards, símbolo y referencia; Ullman, nombre y sentido.

Esta proliferación tan variada de términos para catalogar a las dos partes del signo pone de manifiesto que la Semiótica carece de una representación rigurosa y fiable de su objeto.

Pero esta anarquía categorial no sólo alcanza a la representación de las dos partes del signo, sino también a la representación de sus relaciones mutuas.

Se habla de asociación entre imagen acústica y concepto, del significante como expresión del significado, del pensamiento que se fija a una idea, del nombre que simboliza el sentido, del símbolo que se refiere al referente por medio del concepto.

Es evidente que una ciencia no puede fundamentarse sobre representaciones tan confusas y conceptos carentes de definición rigurosa.

Las tres funciones semióticas básicas son: la expresiva, la referencial y la significativa. La Semiótica, es una ciencia epistemológicamente anterior a la Lingüística.

Su punto final sólo alcanza a la función designativa de las palabras, esto es, apenas da un paso más allá de la comunicación animal.

La semiótica tiene cuatro dimensiones:

– La dimensión léxica se refiere a la producción de los signos
– La dimensión sintáctica se refiere a la combinación de atributos visuales que determinan la facilidad con la cual los signos visuales pueden ser distinguidos y reconocidos
– La dimensión semántica se refiere al sentido de la palabra «significado», especificando las cualidades del signo visual que le permiten representar o referirse a un objeto, proceso o concepto
– La dimensión pragmática se refiere al uso de los signos. Se plantea si la audiencia a la que se pretende llegar reconoce y percibe el signo con el mismo sentido con el que fue diseñado.

Otra dimensión semántica es la retórica que es habitualmente empleada en los GIU. Algunas de las estrategias retóricas de sustitución son:

– La metáfora. Algo se describe como si fuera otra cosa. Por ejemplo en los GIU decir que una pantalla de computador es un escritorio.

– La metonimia. Un tipo de metáfora en el cual un símbolo asociado es sustituido por la propia cosa. En un GIU podemos utilizar un rayo de luz para referirnos al uso de un determinado aparato eléctrico.

– La prosopopeya. La personificación de un objeto inanimado. Por ejemplo, la ayuda de un GIU representada por un hombre.

– El sinécdoque. Sustitución de una parte por el todo o el todo por una parte. Por ejemplo, un icono con la letra A hace referencia a todo el abecedario.

Fuente: Apuntes de Semiótica de la U de Londres