Costos de administración impuestos por los prestamistas

Como se señaló anteriormente, los administradores de las empresas actúan, en general, como agentes de los propietarios de éstas.

Los propietarios contratan a los gerentes, y les confieren autoridad para administrar la empresa, a fin de procurar su propio beneficio.

El problema de administración creado por esta relación se extiende no sólo a la correspondencia que existe entre los propietarios y los administradores, sino también a la establecida entre los propietarios y los otorgantes de crédito.

Este último problemas e debe al hecho de que los prestamistas proporcionan fondos a la empresa, con base en sus futuras expectativas sobre losdesembolsos de capital actuales y futuros, y sobre la estructura de capital.

Estos factores determinan el riesgo empresarial y financiero de la empresa.

Cuando un prestamista proporciona fondos, la tasa de interés cargada se basa sobre la evaluación que él hace del riesgo de la empresa. La relación entre prestamista y prestatario depende, en consecuencia, de las expectativas del prestamista acerca de la conducta subsecuente de la empresa.

Si no es obligatorio, este acuerdo crea incentivos para que la empresa aumente el riesgo, sin elevar los costos reales del crédito.

Las tasas crediticias son, en efecto, fijadas cuando los préstamos se negocian. Después de obtener un préstamo de un banco a cierta tasa, o mediante la venta de bonos, la empresa podría aumentar su riesgo al invertir en proyectos riesgosos, o incurrir en deuda adicional.

Una acción de este tipo podría debilitar la posición del prestamista en términos de su reclamo sobre el flujo de efectivo de la empresa.

Desde otro punto de vista, si estas estrategias riesgosas de inversión tuvieran éxito, los accionistas resultarían beneficiados, puesto que sus obligaciones de pago hacia los acreedores permanecerían inalteradas; los flujos de efectivo en exceso, generados por el resultado positivo de la acción riesgosa, incrementarían el valor de la empresa para los propietarios.

En otras palabras, si las inversiones riesgosas resultan exitosas, los propietarios reciben todos los beneficios, pero si las inversiones riesgosas fracasan, los prestamistas comparten los costos.

Resulta clara la existencia de un incentivo para aquellos administradores que «saquen ventaja» de los prestamistas para beneficiar a los propietarios.

Con el fin de evitar este tipo de situaciones, los prestamistas imponen a los prestatarios ciertas técnicas de inspección y control, incurriendo, por tanto, estos últimos en costos de administración.

La estrategia más obvia es la de negar peticiones posteriores de crédito, o incrementar el costo de los préstamos futuros a la empresa. Debido a que esta estrategia es un enfoque a posteriori, deben incluirse otros controles dentro del acuerdo crediticio.

Es común que los prestamistas se protejan a sí mismos incluyendo cláusulas que limiten la capacidad de la empresa para alterar de forma significativa su riesgo empresarial o financiero.

Estas cláusulas del crédito tienden a centrarse sobre asuntos tales como el nivel de capital neto de trabajo, la adquisición de activos, los salarios ejecutivos y el pago de dividendos. Mediante la inclusión de cláusulas adecuadas dentro del contrato crediticio, el prestamista puede tanto inspeccionar como controlar el riesgo de la empresa.

El prestamista puede, en consecuencia, protegerse en contra de las consecuencias adversas de este problema de administración, y asegurarse una adecuada compensación por el riesgo.

Por supuesto que, a cambio de incurrir en costos de administración acordando sujetarse a las limitaciones operativas y financieras señaladas por las disposiciones del préstamo, la empresa y sus propietarios deberán beneficiarse, al obtener fondos a un costo menor.

Fuente: Apuntes de Administración financiera de la UNIDEG