Cronotipos y sus implicaciones

Cuando existe un desajuste entre el cronotipo de la persona y los horarios de su entorno, se pueden producir problemas psicológicos y psicosomáticos. Por ejemplo, las personas verspertinas muestran dificultades para asumir las demandas sociales del entorno, y suelen tener un mayor nivel de estrés cuando las actividades sociales y laborales se desarrollan durante la mañana, cosa bastante frecuente.

Esta tipología puede afectar, según diversos estudios, a la capacidad de vigilancia y al tiempo de reacción para la resolución de problemas, según el momento del día; por ejemplo, los sujetos reaccionan más deprisa a las distintas tareas y tienen curvas de rendimiento más alto en cierta parte del día, dependiendo de su cronotipo. Por ello, cada cual debe saber aprovechar su mejor momento a la hora de planificar el tiempo de estudio y de trabajo. El conocimiento del cronotipo también permiten predecir la adaptabilidad de los trabajadores a los distintos turnos de trabajo; así los sujetos de mañana muestran mayor dificultad de adaptación al trabajo rotativo, mientras que los sujetos de tarde muestran un mejor grado de adaptación.

A veces tenemos horarios y calendarios laborales y académicos, con una distribución que ignora nuestro cronotipo y que, por tanto, no aprovecha nuestros “mejores momentos” para el aprendizaje, la atención y la concentración.

Conocer nuestro cronotipo nos permite no sólo seleccionar los mejores momentos para estudiar (dentro de nuestras posibilidades y de las imposiciones horarias que casi todos tenemos), sino también distribuir en la agenda las tareas de estudio, según su grado de mayor o menor dificultad: si se trata de una materia difícil para nosotros, será conveniente situar el momento de estudio en el de máxima atención y concentración.

Fuente: Entrenamiento en competencias para el estudio autorregulado a distancia de la UNED, licencia Creative Commons License 2.5.