El signo es un compuesto de significante y significado

¿Qué es un Signo?

El signo es una «díada», es decir, un compuesto de dos elementos íntimamente conexos entre sí: la representación sensorial de algo (el significante) y su concepto (el significado), ambas cosas asociadas en nuestra mente: «un signo lingüístico… une un concepto con la imagen acústica (…), es por tanto una entidad psíquica de dos caras»

Saussure cita el ejemplo de la palabra «árbol» para enseñar que «llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica», o sea la unión de la idea de árbol con el término árbol.

Arbol

En síntesis, el signo lingüístico toma como consistencia al vincular entre sí dos aspectos de un mismo fenómeno, el elemento fónico-acústico y el concepto asociado con él.

La figura de Saussure resalta, en primer lugar, porque se las suele reconocer como «el padre» de lo que hoy llamamos «semiología», aquella disciplina que él describió como «la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la sociedad».

De él arrancan, pues, los estudios e investigaciones del siglo XX sobre los signos y la semiótica en general. La presencia de su pensamiento se dejo sentir en el campo de la semiológica bajo diversos aspectos.

Estos son, a nuestro juicio, los principalmente aporte de su investigación:

1. Su análisis del signo

Si hubiere que señalar la diferencia fundamental que existe entre Saussure y Peirce, habría que decir que el semiólogo suizo pone atención en simplificar los principios de la producción del signo, mientras que Peirce siempre multiplica sus categorías.

La teoría del signo elaborada por Saussure no es tan sólida y completa como la de Peirce, que trabajó con mayor profundidad.

Saussure se preocupó mas en aclarar los vaivenes y las vicisitudes que sufren los significantes lingüísticos y que determinan la naturaleza de los signos.

Fueron valiosas sus reflexiones acerca de «los valores de los signos». Afirmó que esos valores se constituyen a partir de contenidos que los colocan en relación de oposición a las demás unidades sígnicas.

2. La lengua y el habla, como entidades sociales

Saussure afirmó la necesidad de un enfoque sociológico de la lengua y el habla. Al concebirla como un fruto social, como una norma surgida de la comunidad y como una práctica colectiva, el lingüista ginebrino abrió su basto espacio conceptual par los estudios lingüísticos.

Ciertamente él no llega a indagar con detenimiento la organización del habla y analiza con una visión histórica los discursos sociales.

Pero dio pie para mirar esos fenómenos desde el punto de vista de la conciencia colectiva, o sea, como sistemas dependientes de factores históricos y de las contingencias del tiempo: «…las lenguas evolucionan».

En efecto, Saussure enseño que la antropología de la lengua esta intrínsecamente relacionad con los grupos sociales; él llamó «etnismo» a ese lazo social, a esa unidad esencial de comunidades lingüísticas que se forjan en seno de las etnias y de la vida comunitaria.

Así describió el etnismo: «entendemos por eso una unidad que se apoya en la relación múltiple de religión, de civilización, de defensa común, que pueden establecerse incluso entre pueblos de raza diferentes y en ausencia de todo lazo político». Es una clara alusión a lo que suele entenderse en la actualidad por contexto cultural.

A demás introdujo, entonces, las categorías de la «sincronía y diacronía» y asumió un punto de vista capaz de englobar mayor cantidad de fenómenos.

Él sugirió que el lenguaje debe ser estudiado como un sistema que, teniendo un determinado sentido en el estado actual o en una época precisa (sincronía), también cambia y evoluciona a medida que transcurren los años, de manera que los sistemas de sentidos de las lenguas adquieren nuevas configuraciones a lo largo del tiempo(diacronía).

Esta perspectiva permitiría, por consiguiente, obtener una visión mas completa y coherente de los sistemas de las lenguas, es decir, conocer mejor su estructura.

Fuente: Apuntes de Semiótica de la U de Londres