El vaginismo y la dispareunia

El vaginismo es una disfunción menos frecuente que la anorgasmia pero que se encuentra en un cierto número de mujeres. Las que lo padecen, sólo al pensar que va a ser introducido algo en su vagina, realizan, mediante un reflejo involuntario, una contracción espasmódica de los músculos del tercio inferior vaginal así como los que forman el perineo; ello hace que sea imposible el coito e incluso la exploración por parte del ginecólogo.

Aunque frecuentemente la mujer con vaginismo presenta una buena respuesta sexual y no tiene problemas de inapetencia se trata de un trastorno muy distorsionante para la buena marcha de las relaciones sexuales.

Aparte de tranquilizar e informar a los dos miembros de la pareja sobre la naturaleza del trastorno, el tratamiento consiste en esencia en una dilatación progresiva de la vagina.

Si existe una motivación real por parte de la mujer y si la relación de pareja es buena, este tratamiento suele dar muy buenos resultados.

La dispareunia, también llamada coitalgia, se refiere a cualquier tipo de dolor en relación al coito. Puede tratarse de una sensación punzante al producirse la penetración, pueden ser unos dolores profundos durante los movimientos coitales o simplemente una irritación poscoital.

Esta disfunción suele tener una base orgánica, como puede ser una hipertrofia de las glándulas de Bartholino, irritación del clítoris, infecciones vaginales, inflamaciones, vaginitis en mujeres de edad avanzada o que han sido sometidas a radioterapia, etc.

Es frecuente que aparezca por intentar hacer la penetración sin que la mujer esté lo suficientemente excitada.

En muchos casos, no obstante, no puede hallarse nada que lo justifique; entonces se habla de dispareunia de tipo psicógeno,

Se trata de una de las disfunciones más resistentes al tratamiento para el cual se siguen las pautas comunes a los demás: procurar tranquilizar e informar intentar reducir la ansiedad y buscar una progresiva dilatación y lubricación de la vagina.

La falta de deseo sexual o lo que se llama también deseo sexual hipoactivo se ha convertido en los últimos años en un motivo frecuente de consulta. Entre las mujeres que lo padecen, las hay que, cuando inician una relación sexual, presentan una buena respuesta, pero que jamás o muy raramente sienten deseos de tenerla.

Es un trastorno difícil de cuantificar ya que, muchas veces, está en relación con el nivel de apetencia del compañero sexual. Cuando existe una inhibición del deseó sexual es preciso actuar con precaución a la hora de iniciar un tratamiento, ya que el paciente fácilmente puede sentirse presionado o forzado.

El comenzar con caricias no destinadas a conseguir ninguna excitación y el tener la confianza de que tales caricias no implican necesariamente llegar al final, suele dar los mejores resultados.