Enzimas

Los catalizadores biológicos son las enzimas, las vitaminas y las hormonas, biomoléculas presentes en pequeñísimas cantidades en todos los organismos, pero imprescindibles ya que sin ellas quedarían sin control todas las reacciones químicas que tienen lugar en todo ser vivo.
Enzimas
Las enzimas son las unidades funcionales del metabolismo celular.

Que actúan en secuencias organizadas catalizando centenares de reacciones escalonadas mediante las que se degradan las moléculas de los nutrientes, se conserva y transforma la energía química y se sintetizan nuevas macromoléculas a partir de precursores simples.

Desde el punto de vista estructural hay dos tipos de enzimas, las que son proteínas puras y las que están compuestas por una apoenzima, de naturaleza proteica, y una coenzima, no proteica, ambas unidas por covalencia, ya que por separado carecen por completo de actividad catalítica.

La mayoría de las enzimas son de este último tipo y reciben el nombre de holoenzimas. La molécula de la apoenzima presenta una oquedad formada por un reducido número de aminoácidos, que recibe el nombre de centro activo o centro catalítico y muestra actividad estructural para un determinado sustrato, determinando la especificidad de la reacción enzimática; es termolábil y viene a ser el soporte de la coenzima.

La coenzima, en cambio, es termoestable y es la responsable del tipo de reacción enzimática, pero no de su especificidad.

En toda reacción enzimática intervienen dos elementos, la enzima y el sustrato o sustancia que se transforma en otro producto (o en varios productos) mediante una reacción catalizada por la enzima en un proceso que se puede resumir del siguiente modo.

La enzima se une a la molécula del sustrato para formar transitoriamente un complejo enzima-sustrato, que luego se descompone en los productos de la reacción dejando nuevamente libre la enzima.

A medida que aumenta la concentración del sustrato, la actividad catalítica de la enzima aumenta de forma hiperbólica hasta alcanzar una velocidad máxima característica, momento en que toda la enzima se halla esencialmente en forma de complejo enzima-sustrato, es decir, cuando la enzima se halla saturada de sustrato.

Cada enzima posee un pH óptimo para su actividad, así como una especificidad característica para los sustratos sobre los que actúa, y además su acción puede ser inhibida por múltiples factores o sustancias.

Por ejemplo, el efecto de muchos antibióticos se basa precisamente en su capacidad de inhibición para determinadas enzimas. En muchas vías metabólicas es el propio producto final el que inhibe ala enzima reguladora, en un proceso de ahorro energético que recibe el nombre de retroinhibición.

Las enzimas se designan generalmente mediante el nombre del sustrato y el sufijo -asa, como la lactasa que desdobla la lactosa; no obstante, algunas enzimas conservan sus nombres antiguos, como la pepsina o la tripsina, entre otras.