Fibras ópticas

Las fibras ópticas son dispositivos foto electrónicos cuyos orígenes se remontan a mediados de la década de los años 60. Entonces se obtuvieron ciertos resultados que permitieron albergar la esperanza de construir sistemas continuos capaces de confirmar en su seno una señal luminosa y guiarla desde un extremo de la fibra (emisor) al otro (receptor). En la década siguiente, se logró disminuir las pérdidas debidas a la atenuación.

Finalmente, se consiguió desarrollar la fibra óptica tal y como la conocemos en la actualidad: un hilo de vidrio formado por dos materiales cuyos índices de refracción son diferentes. La señal luminosa (el rayo de luz inyectado por un extremo de la fibra) queda confinada en el seno de la fibra debido a las reflexiones y refracciones que experimenta entre los dos medios que la forman.

Para lograr los diversos índices de refracción, se añaden al material puro diversas concentraciones de impurezas y se le somete al proceso de estirado.

En la actualidad existen tres tipos distintos de fibras ópticas, agrupadas en tres familias: fibra de estructura clásica (idéntica a la de los cables de hilo de cobre convencionales que se emplea para pequeñas capacidades), la de estructura de cinta y la de estructura de ranura helicoidal.

DOS de las fibras existentes son para trabajo en régimen de multimodo (que se agrupa asimismo en dos grandes grupos bien diferenciados: las de salto de índice y las de gradiente de índice) y una para monomodo (de mayor capacidad).