Imperio de Maximiliano y el triunfo de la República

El Estado mexicano, ante la situación de no poder obtener recursos para atender los gastos más urgentes de la administración pública y de que la mayoría de los pocos recursos financieros que poseía eran destinados hacia el pago de la deuda pública, se vio obligado a decretar una suspensión de dichos pagos en julio de 1861. Esta medida causó que los gobiernos de Inglaterra, España y Francia rompieran relaciones diplomáticas con nuestro país, puesto que eran algunos de los mayores acreedores de México.

A fines de octubre de 1861, en Londres, los representantes de los tres países firman un convenio, mediante el cual acuerdan: enviar a México tropas militares para ocupar las aduanas de nuestro país y posiciones estratégicas marítimas; conformar una comisión integrada por representantes de cada nación acreedora que se encargaría de distribuir las sumas recaudadas en las aduanas para pagar los empréstitos, y respetar tanto la integridad del territorio mexicano como al gobierno constituido legalmente.

En enero de 1862 llegaron a las costas de Veracruz las fuerzas de la Convención de Londres. Los soldados de Inglaterra estaban encabezados por Charles Wyke; las milicias españolas dirigidas por el general Prim y el ejército francés estaba comandado por Alejandro Dubois de Saligny. Los representantes de las potencias europeas mandaron un ultimátum al gobierno de Juárez, en el que, entre otras cosas, se exigía el pago de sus deudas.

Los representantes de las naciones acreedoras aceptaron la propuesta mexicana y en febrero de 1862 se reunieron con Manuel Doblado en el poblado de la Soledad, Veracruz. En esta reunión se acordó el reconocimiento de las potencias europeas al gobierno encabezado por Juárez; la declaración de que las potencias acreedoras respetarían la integridad e independencia de nuestro país y la realización de negociaciones en Orizaba, Veracruz; que las huestes europeas se establecerían en Córdoba, Orizaba y Tehuacán y en caso de declararse rotas las negociaciones, las tropas extranjeras se replegarían a los puntos inicialmente ocupados en las costas de Veracruz.

A principios de marzo llegaron al puerto de Veracruz nuevos refuerzos franceses y con ellos un grupo de conservadores encabezados por el general Juan Nepomuceno Almonte. De inmediato este general monarquista se proclamó jefe supremo de la nación mexicana, ante lo cual el gobierno liberal exigió a la representación francesa que reembarcara a los conservadores refugiados en el cuartel de su ejército en Tehuacán. Pero Saligny se negó a ello, puesto que tenía indicaciones precisas de Napoleón III de apoyar al partido conservador en su plan de derrocar al gobierno liberal, encabezado por Juárez.

Los representantes de Inglaterra y España se percataron de que las finalidades del ejército francés eran muy distintas a los ejes del «Tratado de Londres», procediendo a romper la alianza con Francia en abril 1862. Después establecieron acuerdos con el gobierno de México referentes a sus respectivas reclamaciones y decidieron reembarcar sus milicias hacia Europa.

Rotas las negociaciones entre los representantes de Francia y el gobierno de Juárez, el ejército francés se negó a retroceder a sus posiciones iniciales. Los grupos conservadores, encabezados por Leornado Márquez, se unieron a las fuerzas invasoras que avanzaban hacia la capital.

La hueste francesa al mando del conde Laurencez se enfrentó y venció a las tropas mexicanas dirigidas por el general Ignacio Zaragoza en las cumbres de Acultzingo, Ver., en abril de 1862. Para principios de mayo, el general francés se prepara para tomar Puebla y el 5 de mayo ordena el asalto a los fuertes de Loreto y Guadalupe en donde el ejército mexicano lo aguardaba.

Fueron derrotados los franceses por el ejército mexicano, el cual era inferior tanto numéricamente como en su armamento, pero superior en su moral. Destacó por su valor y desempeño el gral. Zaragoza, con él Porfirio Díaz, Celestino Negrete, Felipe Berriozábal y Lamadrid.

Ante su derrota, Laurencez solicita a Napoleón III el envío de más hombres así como de mejor armamento de artillería. En septiembre arriba a México el mariscal francés Elías Federico Forey, para sustituir en el mando del ejército invasor a Laurencez, y más de 20,000 soldados franceses.

En septiembre de 1862 el general Zaragoza fallece y es nombrado al mando del ejército de Oriente el general González Ortega, quien prepara la defensa de la ciudad de Puebla. El 16 de marzo de 1863 las fuerzas invasoras atacan Puebla, pero la guarnición mexicana resiste, por lo que los franceses sitian la ciudad por espacio de más de sesenta días. Fue tomada la plaza de Puebla por los franceses el 17 de mayo de 1863.

Ante la evidente toma de la ciudad de México por parte de los invasores europeos y conservadores mexicanos, Juárez decide trasladar su gobierno a San Luis Potosí el 13 de Mayo de 1863. El 7 de junio entran a la capital los primeros soldados franceses. Una vez tomada la ciudad, Forey expide un documento en donde señala que continuará la guerra contra el bando de Juárez, mantendrá en vigor las leyes de desamortización y nacionalización de los bienes de la Iglesia, así como la libertad de culto; esto molestó en mucho al bando conservador. Asimismo, Forey nombra una «Junta superior de gobierno» de 35 conservadores, para que eligieran a quien ocuparía el poder político.

Posteriormente, esta junta organiza una «Junta de notables» de 215 miembros del partido conservador, los cuales el 10 de julio aprobaron que la nación mexicana adoptaría la forma de gobierno de monarquía moderada, hereditaria. También acordaron proponer el trono al príncipe Fernando Maximiliano de Austria, puesto que no había ninguna dinastía digna en México para ocupar la corona del imperio Mexicano.

Una comisión de la Junta de notables, encabezada por José María Gutiérrez de Estrada, viaja a Europa para entrevistarse con el archiduque Maximiliano, con la finalidad de ofrecer la corona imperial de México. El archiduque Maximiliano, quien era hermano del emperador de Austria, y su esposa Carlota Amalia, hija del rey de Bélgica, condicionó su aceptación a la corona mexicana a que fuera decidido esto por la mayoría de los mexicanos.

Maximiliano se comprometía a pagar a Francia 270,000 francos por concepto de gastos de guerra realizados hasta el 1 de julio de 1864. También pagaría 76,000,000 por concepto de empréstito que Napoleón III le otorgaría a México para sanear y organizar las finanzas públicas, con un interés anual del 3%.

El archiduque acordó pagar 1,000 francos anuales por cada soldado francés que permaneciera en México y además se comprometía a continuar con una política liberal, conforme a la proclama de Forey.

Los factores que ocasionaron el fracaso del Imperio de Maximiliano, puesto que la economía de México no contaba con las condiciones de pagar esas cantidades tan grandes ni los conservadores habrían de aceptar la política liberal de Maximiliano.

El 28 de mayo de 1864 desembarcan en Veracruz, Maximiliano y Carlota; la población del puerto los recibe fríamente. Entran a la capital el 12 de junio, en medio de una festiva recepción por parte del bando conservador y el ejército invasor. El Imperio de Maximiliano se fundamentó en un ejército de aproximadamente 63,000 hombres, de los cuales 28,000 era franceses, 6,000 austríacos, 1,300 belgas y 28,000 mexicanos.

Para diciembre de 1864, las fuerzas francomexicanas se habían apoderado de Guadalajara, Aguascalientes, Zacatecas, Durango, Saltillo, Monterrey, Matamoros, Colima y Mazatlán.

Juárez se ve obligado a trasladar su gobierno a Saltillo, Coah., posteriomente a Monterrey y luego hasta el Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez). No obstante, el bando liberal no cejaba de combatir a los invasores a través de cinco divisiones, comandadas por: Porfirio Díaz, Manuel Doblado, Jesús González Ortega, López Uranga y Felipe Berriozábal.

Maxilimiano comenzó a rodearse de colaboradores liberales moderados, lo que disgustó a los miembros del partido conservador. Pero el punto de mayor fricción fue la política que el archiduque implementó con respecto al campo religioso, puesto que si bien declaró religión de Estado a la católica, también aceptó la libertad de culto y confirmó la leyes de desamortización y nacionalización de los bienes eclesiásticos.

Maximiliano aceptó la ley liberal referente al establecimiento del registro civil y la secularización de los cementerios. También estipuló que las funciones del clero se ceñían a lo religioso, por lo que no tenía porque intervenir en asuntos económicos, ni políticos.

Los acelerados acontecimientos en Europa que produjeron el derrumbe de la supremacía francesa, así como el fin de la guerra civil en los Estados Unidos, obligaron a Napoleón Ill a retirar su ejército de México en el año de 1866, puesto que era evidente la guerra entre Francia y la poderosa Prusia, y también la exigencia de los Estados Unidos para que las tropas francesas salieran de México. Estados Unidos además manifestó su apoyo y su reconocimiento al gobierno de Juárez como el legítimo de México.

Juárez fue trasladando el gobierno de Ciudad Juárez hacia Saltillo, San Luis, Hermosillo y Guaymas.

Para octubre de 1866, el general Díaz derrota a las fuerzas conservadoras en Miahuatlán y la Carbonera, Oaxaca y toma la plaza de Oaxaca. En noviembre el general Corona ocupa Mazatlán, Sinaloa y el general Mariano Escobedo se apodera de la plaza de Zacatecas, en donde Juárez instala el gobierno de la República. Quedaron bajo el control del imperio sólo cuatro ciudades importantes: México, Puebla, Querétaro y Veracruz.

Para comienzos de 1867, el general Miramón toma el mando de las fuerzas conservadoras y organiza una campaña para retomar Zacatecas en enero, obligando a Juárez trasladarse hacia Jerez, Zacatecas.

Márquez llega a México y al enterarse que el general Díaz amenazaba Puebla, decide marchar para impedir la caída de esta ciudad. El 2 de abril de 1867, las fuerzas de Díaz derrotan al ejército de Márquez. Al enterarse Maximiliano de esta derrota decide romper el sitio de Querétaro, pero es imposible y entrega la plaza a las fuerzas de Escobedo el 15 de mayo de 1867.

El gobierno de los Estados Unidos y varios gobiernos europeos solicitan el indulto de Maximiliano ante el presidente de la República, pero Juárez lo niega. Son fusilados Maximiliano, Miramón y Mejía en el Cerro de las Campanas, Querétaro, el 19 de julio de 1867.

Márquez al ser derrotado en Puebla se refugia en la ciudad capital, la cual es sitiada por el general Díaz. Ante la imposibilidad de defender México, Márquez huye; el 21 de junio de 1867 las fuerzas republicanas entran a la Ciudad de México y el 28 de junio es tomado el puerto de Veracruz por el bando republicano, con lo cual se consumó el triunfo de la República sobre el Imperio.

El 15 de julio de 1867, el presidente Juárez entra triunfante a la ciudad de México, acompañado de sus ministros Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias e Ignacio Mejía, restableciéndose así el orden constitucional en la nación.