Introducción a la herrería

México expresa su riqueza y diversidad cultural en edificios como la forja de hierro, cuya aplicación en las artes decorativas ha configurado la fisonomía de nuestras ciudades, embelleciéndolas con la callada elegancia de ventanas y balcones.

La herrería en México, a partir del siglo XVI, se desenvuelve entre lo funcional y lo contemplativo, atendiendo quizá a ambos fines: servir y deslumbrar al mismo tiempo con su inventiva y belleza notables.

El arte de la herrería en México constituye una aventura visual a través del tiempo. Ciudades como puebla, Oaxaca, Querétaro y otras igualmente representativas se revelan ante nuestros ojos. Su herrería aplicada en gran formato en rejas y canceles, o en pequeño, en cerraduras de ancones y adornos de muebles se encuentra amplia y exquisitamente ilustrada en estas paginas.

La ejecución de obras de hierro forjado en México se inicia en el siglo XVI, en los años posteriores a su conquista. Los indios conocieron y aprovecharon otros metales, pero nunca emplearon el hierro. Por eso su historia en el mundo americano no se inicia en tiempos prehispánicos, como sucede en otras manifestaciones técnicas y artísticas, sino en la remota época en que el otro mundo (Europa, Asia, África), avanzó en su explotación y uso: la edad del hierro.

En el caso de los hierros artísticos mexicanos no es posible aplicar el conocido esquema al que nos obliga la naturaleza de nuestros ámbitos históricos.