Liceo

Cuando el rey Filipo de Macedonia murió, su hijo Alejandro lo sucedió en el trono. La tarea de Aristóteles como educador del joven heredero había concluido y el estagirita decidió retornar a la ciudad de Atenas. Platón había fallecido y Aristóteles, en vez de reincorporarse a la Academia, decidió fundar su propia escuela, contando para ello con el apoyo de su amigo Antipater, que regía a Grecia en nombre del emperador Alejandro. Corría el año 336 a C. Por su ubicación, muy cercana al templo de Apolo Liceio, recibió el nombre de «Liceo«. Y como sus miembros acostumbraban a desarrollar las clases en un paseo cubierto llamado «Perípatos«, recibieron el apodo de «Peripatéticos» o «Paseantes».

Aristóteles dirigió la escuela personalmente hasta el año 323 a C, año en el que murió Alejandro Magno. La situación política se tornó inestable y Aristóteles, por su origen macedónico, era visto por algunos con malos ojos. Sintiendo que su vida peligraba, dejó Atenas y se radicó en la isla de Eubea, donde murió al año siguiente. Por lo tanto, ya antes de la muerte del fundador había tenido que asumir la conducción del liceo el filósofo Teofrasto, quien ocupó el cargo hasta su propia muerte, en el año 287 a.C.

Con Teofrasto se puso especial atención al desarrollo de la investigación empírica. El Liceo era un centro de investigación con un marcado carácter enciclopedista y acumulaba todo lo necesario para realizar sus tareas: (dibujos, libros, mapas, plantas, minerales, etc.). En los primeros tiempos, se destacaron Eudemo de Rodas en Matemática y Astronomía, Dicearco de Mesina en Historia Griega, Menón en Medicina, y Fanias de Ereso en Poesía. Las clases podían tener el carácter de lecciones, discusiones o comentario de obras, y tenían un horario establecido previamente. También se hallaban reguladas otras actividades en común, como los banquetes mensuales y las fiestas para el culto. El Liceo mantuvo el ideal de la academia: la vida en común con el fin desinteresado de conocer. Pero a diferencia de la escuela platónica, siendo su fundador y la mayoría de sus miembros no atenienses, se abstuvo de intervenir en la política de la ciudad y por ello la escuela fue sospechada de ser partidaria de los macedonios. Se ocupaban de la política tan sólo como tema de investigación.

Muerto Teofrasto, Neleo de Scepsis heredó la biblioteca de la escuela (incluyendo las obras de Aristóteles y Teofrasto) y la trasladó al Asia Menor. Este hecho significó una gran pérdida para el liceo. A Teofrasto lo siguió Estratón de Lámpsaco, que tuvo a su cargo la dirección del liceo hasta su muerte en 269 a C. No sólo Aristóteles debió dejar Atenas, también lo hicieron otros miembros de su escuela. Por ejemplo, Demetrio de Falera fundó el museo y la biblioteca de Alejandría, con el apoyo del rey Ptolomeo I Soter.

Entre los años 269 a C. y 225 a C., el Liceo estuvo bajo la conducción de Licón de Laodicea. El número de alumnos ―que unos años atrás había alcanzado los dos mil― descendió notablemente y la escuela se tornó muy receptiva respecto de doctrinas que le eran extrañas, aumentando su eclecticismo. Critolao sucedió a Licón y ejerció la dirección entre el año 225 a C. y el 143 a C.

Durante la segunda mitad del siglo II a.C., el Liceo fue saqueado repetidas veces. En 84 a.C. fue destruido. Finalmente, dejó de existir en 529 de la era cristiana cuando el emperador Justiniano de Bizancio, con el fin de dar prioridad a los estudios cristianos sobre los paganos, dio la orden de cerrar todas las escuelas filosóficas de Atenas. Muchos estudiosos atenienses, imposibilitados de continuar con sus tareas en su ciudad, se trasladaron, llevando consigo valiosísimas obras, a otras ciudades del cercano oriente (Gaza, Damasco, Antioquía, etc.). Finalmente, como dato de cultura general el concepto “Liceo” en suramerica se utiliza para designar a instituciones educativas de educación media.