Mecanismos de la herencia

Los seres vivos generan otros individuos semejantes a ellos mismos. No obstante, la prole siempre difiere entre sí y de sus progenitores en mayor o menor grado. Esta transmisión de caracteres de una generación a otra constituye la herencia. La herencia trata, pues, de las características basadas en la descendencia, es decir la presencia en organismos vivientes de cualidades, manifiestas o latentes, que proceden de los antepasados.

Se manifiesta en caracteres morfológicos, fisiológicos, instintivos e incluso en rasgos psíquicos de los animales superiores y de los humanos.

Las diferencias (variaciones) entre los individuos de una misma especie son de dos tipos: inducidas por el ambiente (alimento, factores ecológicos, etc.) y hereditarias, que aparecen en algunos descendientes sin intervención del ambiente. La genética es la ciencia que estudia las diferencias y semejanzas debidas a la herencia, así como su origen y desarrollo.

Los mecanismos de la herencia

El primero en realizar experimentos decisivos sobre la herencia y en formular las leyes básicas de la genética fue Gregor Johann Mendel (1822-1884), quien distinguió entre el carácter visible y el factor que determinaba su aparición, el gen. Un gen es la unidad de la herencia que se transmite en un gameto y que rige el desarrollo de un carácter, por interacción con otros genes, el citoplasma y el ambiente.

Naturalmente, puesto que los gametos son los únicos elementos que pasan de los padres a la generación siguiente, en ellos tiene que hallarse el mecanismo de la herencia.

Los genes existen en pares (pares de alelos) en las células de los individuos diplontes, mientras que los gametos sólo tienen un gen de cada tipo.

Un par de alelos está compuesto por el gen paterno y el gen materno de dos cromosomas homólogos. El par de alelos que rige un determinado carácter se simboliza con una pareja de letras iguales (una representa el gen paterno y otra el materno), aunque cada uno de ellos puede hacerlo con una característica diferente (por ejemplo, uno puede regir el color pardo de los ojos y el otro el color azul).

Cuando el par de alelos está formado por dos genes idénticos, y que por tanto se manifiestan de la misma manera (el mismo color de los  ojos), se dice que el individuo que los posee es homocigoto para el carácter que  determinan; mientras que los  híbridos que contienen dos alelos antagónicos son heterocigotos.

La homocigosis se representa con ambas letras, mayúsculas o minúsculas; la heterocigosis, con una mayúscula y otra minúscula. En la heterocigosis, el miembro de un par de alelos que se expresa es el dominante, mientras el otro que sólo se expresaría en condiciones de homocigosis- es el recesivo.

En el caso de herencia dominante las letras mayúsculas representan los genes dominantes y las minúsculas los recesivos. Pero en la heterocigosis también puede haber herencia intermedia o codominancia,  cuando dos alelos tengan la misma potencia para determinar el carácter, siendo entonces los heterocigotos de aspecto intermedio al de los progenitores respecto a dicho carácter.

La constitución genética completa de un individuo, tanto la manifiesta como la latente, constituye su genotipo y su aspecto; es decir, el conjunto de caracteres evidentes (morfológicos, fisiológicos, bioquímicos y hasta psicológicos), constituye su fenotipo.

Esta, por tanto, es la manera de manifestarse el genotipo, manera que depende de las relaciones de dominancia y de la acción del medio ambiente.