Narración audiovisual: la obra de arte total

Los dibujos, aunque sean simples en su estructura, describen situaciones comunes y, a su vez, complejas. Pueden representar de una manera aproximada los rasgos del mundo cotidiano, pero también las fantasías e irrealidades de mundos exóticos propios de la imaginación.

Se enuncian cuatro tipos bien diferenciados, que no se refieren a clases de imágenes, sino, más bien, a las funciones que éstas cumplen.

EL SIGNO (sign): Denota un contenido particular y no un reflejo de suscaracterísticas visuales. No son análogos y no pueden utilizarse como medios para el pensamiento. Los ejemplos más válidos serán los números y el lenguaje oral que son los medios de un mero signo.

LA REPRESENTACIÓN (picture): Retratan una actividad pertinente: una forma, un color o un movimiento de las actividades que describen. Se sitúan en un segundo plano de la abstracción y están sujetas a una interpretación descriptiva. Ejemplo, la ilustración.

LA CARICATURA (caricature): Ocupa un lugar destacado. Se diferencia del dibujo, precisamente, porque sus rasgos están exagerados con distintos fines: provocar humor, ironizar situaciones y los rasgos físicos de los personajes, o bien representar lo grotesco en situaciones de pesadillas, alucinaciones, etcétera.

EL SÍMBOLO (symbol): Actúa cuando se ofrece en una abstracción más elevada que el propio signo. Conceden a la imagen una fuerza representativa (concepto) de interpretación compleja. Todo objeto representado puede utilizarse con este fin siempre y cuando se reflejen en un ámbito más sublime.

La representación simbólica no se halla sujeta a una identificación pura y simple. El simbolismo se vale por si mismo, porque la imagen es una transfiguración de la representación, que en forma concreta toma carácter abstracto.

Se establece como un puente entre dos realidades: lo material y lo espiritual, y lo visible y lo invisible. Lo que destaca su presencia es la función sintetizadora, que permite analizar la complejidad de lo múltiple y lo disperso en una unidad de pensamiento.

El símbolo posee una apariencia perceptible que el espectador la proyecta materialmente en una imagen. Al ser evocada por una cierta analogía, la transforma en una realidad misteriosa que la trasciende.

Su interpretación psicológica hace que un signo se proyecte en su nivel inconsciente hasta llegar a ser «la mejor representación posible de una cosa relativamente desconocida que, por consiguiente, no sería posible designar en primera instancia, de manera más clara y categórica»

Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres