Naturaleza y evolución de la comunicación escrita

Utilizamos para escribir en muchas lenguas, entre ellas, español, francés, inglés, italiano o portugués.

Además del alfabeto romano, en la actualidad se utilizan en el mundo alrededor de otros cincuenta distintos. Entre los más importantes figuran el hebreo y el árabe, que se escriben de derecha a izquierda; el cirílico, utilizado por algunos pueblos eslavos (rusos, búlgaros, serbios y ucranianos); el chino, ideográfico, y el japonés, que usa los ideogramas del chino complementados con silabarios propios, y se escriben de arriba abajo.

En el México prehispánico existió una escritura jeroglífica formada por signos pictográficos, que representan figuras, objetos, animales, accidentes geográficos, etc.; signos ideográficos, que denotan números, fechas e ideas y conceptos abstractos; signos fonéticos, que representan fonemas y sílabas, y signos iconográficos, que denotan frases.

En esta escritura, propia de los sacerdotes, además de pictogramas, utilizaban ideogramas, dibujos que representaban sonidos y unos 75 símbolos que representaban pares de consonantes, pero no utilizaban representación al de las vocales. Después, realizaron 24 símbolos para representar consonantes simples que, por sí solos, pudieron constituir un verdadero alfabeto. Con el tiempo, estos símbolos fueron cambiando y se convirtieron en la escritura hierática, utilizada por los sacerdotes y, más tarde, en el comercio y la administración.

Es probable que unos 700 años antes de Cristo, apareciera la escritura demótica, que llegó a ser de empleo común entre los egipcios. En 1799, durante la campaña de Napoleón en Egipto, el francés Jean Francois Champollion encontró en la ciudad de Rosetta una piedra con la misma inscripción en tres escrituras: Jeroglífica, dernótica y griega; gracias a la última, pudo descifrar las dos primeras. Esta piedra, conocida como la piedra de Rosetta, se conserva en el Museo Británico de Londres.

Los signos fonéticos egipcios pasaron a los pueblos semíticos (fenicio, árabe, arameo y etiope), que los redujeron a 22 consonantes simples, representadas por caracteres cuneiformes. Más tarde, el fenicio Cadmo inventó un alfabeto del que los griegos tomaron 19 consonantes para escribir en su lengua, transformaron en vocales otros que correspondían a sonidos inexistentes en griego y añadieron algunos para formar su alfabeto (nombre tomado de alfa y beta, sus dos primeras letras) de 24 caracteres que aún se usa en Grecia, y empezaron a escribir de izquierda a derecha.

Los etruscos, pueblo del centro de Italia, adoptaron el alfabeto griego, agregaron otros signos para representar todos los fonemas de su lengua y lo impusieron entre los latinos (tribu del Lacio, al sur del río Tíber), que fundaron Roma y crearon el gran Imperio Romano, en que impusieron su idioma, el latín. Los romanos utilizaron 21 letras del alfabeto griego, al que añadieron la g, y, después de suprimir la z, la agregaron al final del alfabeto, que se extendió por todos los países costeros del Mediterráneo y actualmente la capacidad de raciocinio e interés por reflejar de algún modo lo que veía y pensaba mediante trazos muy rudimentarios hechos en los troncos de los árboles, las rocas y las paredes de las cavernas que le servían de refugio, con algún instrumento incisivo o con los dedos untados en carbón; luego, con colores que obtenía mezclando tierras de diversos colores con grasas animales. Así apareció y se desarrolló la etapa nemónica de la escritura, basada en la asociación de ideas, que desarrolla la memoria del hombre.

La evolución de los trazos rudimentarios hasta llegar a los dibujos, da paso a la etapa pictográfica con la que, posiblemente, el hombre quiere transmitir mensajes, como recordatorios, convocatorias mágicas o religiosas, o, tan sólo, reflejar el ambiente y los seres que le rodean. Así, al ir uniendo estos dibujos de seres y objetos, los convierte en escritura pictográfica, que también evoluciona estilizando las formas para facilitar su ejecución, y llega a convertirse en signos convencionales, los ideogramas.

Éstos representan ideas y dan origen a la escritura ideográfica, que apareció en Mesopotamia (Irak actual) hace unos 5000 años, donde los sumerios convirtieron los pictogramas en ideogramas al crear los signos de la escritura cuneiforme, llamados así por tener forma de cuña. Se grababan con cañas de punta triangular sobre tablas de arcilla húmeda, que se secaban después al Sol o se cocían en hornos. La escritura cuneiforme utilizó 500 signos o caracteres para representar sílabas, además de otros empleados para representar las vocales a, e, i y u, con los que nació la escritura fonética.

Parte de los 500 caracteres del silabario sumerio fueron adoptados por otros pueblos de Mesopotamia entre (Irak actual) hace 500 años, signos o caracteres para representar silabas, además de otros empleados para representar las vocales a, e, i, y u, con los que nació la escritura fonética. Parte de los 500 caracteres del silabario sumerio fueron adoptados por otros pueblos de Mesopotamia, entre los que destacaron asirios y babilonios.

Al mismo tiempo que los pueblos mesopotámicos, los egipcios desarrollaban su cultura en el valle del Nilo y escribían con jeroglíficos, tallados o pintados en piedras y en las paredes o escritos en papiro con pincel.

Fuente: Apunte de Comunicación escrita de la U de Londres.