Propuestas clásicas de la administración

Los orígenes de las propuestas clásicas de la administración tienen sus antecedentes en la revolución industrial. Primero, el acelerado crecimiento de las empresas acompañado de una desorganización al interior y exterior de las mismas (una gran cantidad de empresas constituidas de diversas formas y tamaños y con múltiples problemas de bajo rendimiento de la maquinaria utilizada, desperdicio de recursos, insatisfacción por parte de los trabajadores, competencia aguerridas, pero con tendencias poco definidas, pérdidas millonarias por decisiones mal tomadas etc.), ocasionó al mismo tiempo, una compleja y creciente administración que trajo como consecuencia un enfoque científico capaz de sustituir el empirismo y la improvisación con la que se trabajaba en ese momento.

Un avance fueron los intentos de realizar una planeación de largo plazo de la producción, con el fin de reducir la inestabilidad y la improvisación. El segundo punto importante de este momento fue que, al crecer de la forma en que lo hicieron las empresas, se presentó la necesidad urgente de hacer más eficientes a las organizaciones y optimizar mejor los recursos para hacer frente a la competencia desmedida que día a día se incrementaba entre las empresas. Es aquí, donde surgen conceptos como la división del trabajo que, como su nombre lo indica, se refiere a la división de actividades de carácter intelectual y operativo.

Por ejemplo, alguien tuvo que ocuparse por fijar las reglas y normas de producción, determinar los puestos y funciones a desempeñar, establecer métodos de administración etc., situación que acarreó condiciones económicas y técnicas que dieron pie al surgimiento de las corrientes clásicas de la administración, encabezadas por Taylor en los Estados Unidos y Fayol en Europa.

Derivado de lo anterior, el enfoque clásico tomó dos vertientes diferentes pero al mismo tiempo complementarias y que marcaron de manera significativa este período. La primera conocida como la escuela de la administración científica, cuyo iniciador fue el ingeniero Frederick W. Taylor y formada por otros seguidores en su mayoría ingenieros como Henry Lawrence Gantt, Frank Bunker Gilbreth, Harrington Emerson y otros como Henry Ford. Estos ingenieros, buscaban crear una verdadera ingeniería industrial dentro de una concepción eminentemente pragmática.

La escuela se caracterizó por preocuparse básicamente por los procesos de producción para aumentar la productividad. Para ello, se ocuparon de la búsqueda constante de aumentar la eficiencia de los trabajos a nivel operativo. Este enfoque, se distinguió por ser una administración de abajo hacia arriba, es decir del nivel de operación hacia los niveles medios y altos. Predominaba la atención en el trabajo, en los movimientos necesarios para la ejecución de una tarea, en el tiempo-patrón determinado para su ejecución: ese cuidado analítico y detallado permitía la especialización del operario y la reagrupación de los movimientos, operaciones, tareas, cargos, etc., que constituyen la llamada «organización racional del trabajo» El énfasis en las tareas es la principal característica de la administración científica.

La segunda vertiente se le atribuye a Henri Fayol (en Francia) y a un grupo de seguidores preocupados y enfrascados en realizar estudios a fondo de las organizaciones. Esta escuela, a la que se le conoció como corriente clásica, estaba formada principalmente por ejecutivos de las empresas de la época: Henri Fayol, James D. Mooney, Lyndall F. Urwick, Luther Gulick y otros más. Al igual que Taylor, Fayol se preocupó por aumentar la eficiencia de la empresa, pero no a base de los procesos de producción, sino a través de la forma y disposición de los puestos y funciones de una organización y de sus interrelaciones estructurales. En este sentido, este enfoque es inverso al de la administración científica: de arriba hacia abajo (de la dirección hacia la ejecución). Se caracterizó también, por la especial atención que le pusieron a la estructura organizacional, basada en los principios generales de la administración, y la departamentalización. La intención fue tener una visión global para tener un mejor manejo y subdividir la empresa bajo la centralización de un jefe principal. Fue una corriente eminentemente teórica y «administrativamente orientada». El énfasis en la estructura es su principal característica.

Fuente: Administración I de la facultad de contaduría y administración, UNAM.