Paidofilia

Literalmente significa «atracción sexual hacia los niños». El paidófilo es la persona adulta, por lo general hombre, que intenta tener algún tipo de contacto sexual con un niño o niña, que, por lo general, aunque no siempre, no ha alcanzado la pubertad. El término «pederasta» se utiliza para designara aquellos varones que se sienten atraídos únicamente por niños.

En nuestras sociedades esta conducta está penalizada por la ley si la víctima es menor de edad, aunque, evidentemente, no es lo mismo que se trate de un niño o de un adolescente.

Los estudios transculturales demuestran que la paidofilia suele ser mal aceptada por la mayoría de culturas, pero las hay que son más tolerantes.

Es bien conocido el caso de la antigua Grecia, donde la pederastia era una relación muy apreciada en la que el joven vivía con su protector y aprendía todas sus virtudes.

Se ha dicho que también mantenían relaciones sexuales, aunque algunas veces autorizadas defienden lo contrario. Algunos paidófilos son personas sin anomalías especiales, con relaciones sexuales normales, a menudo casados y con hijos, que por razones psicológicas se sienten más seguros en el trato con los niños que con los adultos.

En otros casos, más graves, se trata de personas con una total incapacidad para excitarse si no es con contactos infantiles. Hay autores que les han definido como personalidades reprimidas y extremadamente moralistas.

Los hay que sólo se atreven a dar rienda suelta a sus deseos cuando se hallan bajo los efectos del alcohol. Las conductas paidofílicas van desde el simple roce del cabello del niño hasta el sexo oral o la penetración anal o vaginal.

Los efectos de estos comportamientos en el niño no son fáciles de valorar. Raramente resultan dañados en el aspecto físico, pero es probable que queden afectados psicológicamente.

Con todo, alguna de las investigaciones realizadas demuestra que personas que han sido víctimas de paidófilos en su infancia, no tienen por que padecer alteraciones emocionales en el futuro; éstas, si existen, se dan en aquellos casos en que se han visto obligados a participar en actividades sexuales durante largas temporadas, por no haberse atrevido a explicarlo a nadie.

Incluso se ha llegado a decir que el niño queda más traumatizado por el revuelo provocado por los padres y amigos, que por el hecho en si.

Sin duda, esta afirmación es discutible, pero lo cierto es que muchos padres prefieren no denunciar al paidófilo para presentar la intimidad del niño. Semejante modo de actuar, comprensible desde este aspecto, hace que los paidófilos puedan seguir actuando impunemente.

El tratamiento del paidófilo, como el de todas las parafilias, es difícil y muy poco gratificante. Con mucha frecuencia, cuando todo parece indicar que están «curados», reinciden sin que se puedan hallar razones que lo expliquen.

En algunos casos especialmente graves se han usado sustancias farmacológicas para disminuir los niveles de testosterona,  aunque este tipo de tratamiento se halla aún en vías de   investigación.