Principales acontecimientos asiáticos

Rusia durante el siglo XIX, mantiene su régimen autocrático. Dos problemas fundamentales enfrenta el gobierno ruso: evitar la monarquía constitucional y la independencia de Polonia. Sólo hay un cambio social: la emancipación de los siervos; todavía, en mucho, Rusia es una sociedad que conserva la estructura feudal. En el orden económico empieza a desarrollar actividades industriales. En 1825, sube al trono el zar Nicolás I y gobierna durante treinta años de manera tiránica.

Sofoca las ideas liberales, apresa a los liberales rusos que intentan establecer una monarquía constitucional ya los nacionalistas polacos que buscan la independencia de su patria.

En 1854, intenta establecer un protectorado ruso en Constantinopla. En el Congreso de París (1856), Inglaterra, Francia, Austria, Prusia y Piamonte se comprometen a garantizar la integridad del Imperio Turco, de Servia y Rumania. La guerra de Crimea y su fracaso hace que resurjan las ideas liberales entre los intelectuales rusos, quienes consideran responsable del fracaso militar a la autocracia. Alejandro II declara la emancipación de los siervos en 1861, por la cual los campesinos son declarados hombres libres y propietarios de las tierras que cultivan; tienen la obligación de pagar indemnización a sus antiguos propietarios.

Un grupo radical, los nihilistas disfrazados de obreros y campesinos inician entre las masas trabajadoras una activa propaganda revolucionaria y socialista; perseguidos se convierten en terroristas: asesinan funcionarios imperiales y en 1881 matan al zar en San Petersburgo.

Entre 1891 y 1901, el ferrocarril transiberiano permite defender militarmente las posiciones rusas en el extremo oriente. Rusia desea también Manchuria.

En 1905 se firma el Tratado de paz de Portmouth, en Estados Unidos, donde Rusia reconoce el protectorado japonés sobre Corea y su soberanía en Puerto Arturo. Manchuria queda también bajo la zona de influencia rusa.

En 1905, la crisis se manifiesta a través de huelgas, motines militares, sublevaciones, donde burgueses y obreros luchan contra la autocracia. El régimen, a la vieja usanza absolutista, responde con fusilamientos en masa, deportaciones a Siberia y arrestos arbitrarios.

Dominio inglés en Asia

Inglaterra por su parte, domina China a mediados del siglo XIX. La Compañía inglesa de las Indias, había logrado que los chinos autorizaran establecer en Cantón una fábrica destinada a vender opio en el país, droga extraída de la adormidera, planta de la India.

El tratado de paz de Nankin (1842) obliga a China a pagar el opio destruido, 150 millones por gastos de guerra, la entrega de la isla de Hong Kong a la entrada del río Cantón y abrir cinco puertos, entre ellos Shanghai, al comercio británico. En 1860, China es obligada a abrir más puertos al comercio europeo, presionada por la invasión de las fuerzas franco-inglesas. Y entonces se inicia la explotación de China por las potencias europeas.

La situación de Japón

Japón se mantiene como una monarquía guerrera y feudal. Aislado del mundo, mantuvo su civilización durante muchos siglos. En 1853, tiene que abrir los puertos al comercio de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Rusia. El almirante estadounidense Perry logra la apertura de Tokio y su comercio con occidente.

En 1867, el emperador Matsuhito logra incluir a su país entre las potencias mundiales.

Logros de su gobierno

– Por medio de la promulgación de una constitución establece un régimen monárquico constitucional.
– El establecimiento de la modernización educativa y cultural.
– Un extraordinario programa de industrialización, estableciendo en las principales ciudades fábricas y procesadoras de hierro y acero.
– La construcción de una armada poderosa que le permite derrotar rápidamente a China y a Rusia.
– En la segunda mitad del siglo XIX, se inició lo que algunos estudiosos han llamado la contienda de África. Al abolirse la esclavitud, el comercio de esclavos declina; y el interés europeo por este continente varía: a raíz de la Revolución Industrial se considera a éste como fuente de materias primas y, al mismo tiempo, como mercado para las manufacturas europeas.

Transformaciones culturales del siglo XIX

El siglo XIX se caracteriza por su creciente proceso de industrialización. Para ello, Europa requiere de medios de transporte eficaces que le permitan abastecerse de materias primas y llevar, al mismo tiempo, a todos los mercados disponibles sus productos elaborados. Las potencias del siglo XIX: Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Suecia, impulsan el desarrollo de numerosas industrias. Las fuentes de materias primas resultan insuficientes ante la creciente industrialización y surge la necesidad de localizar fuentes nuevas; por ello, vuelve a suscitarse el neocolonialismo: la invasión y el dominio de pueblos ubicados principalmente en Asia y África.

Los mercados tradicionales quedan también rápidamente saturados y es necesario abrir nuevas redes de comercialización a otras partes del mundo. El transporte se moderniza. Los motores de vapor en barcos y locomotoras solucionan los problemas del transporte para la industrialización.

El primer barco de vapor construido en Estados Unidos por Roberto Fulton muestra la posibilidad de remontar las corrientes de los ríos.

En el siglo XIX: Gaspar Monge desarrolla la geometría descriptiva. Simón La Place, autor de la teoría sobre la formación del sistema solar, aplica la ley gravitacional de Newton.

La formulación de las leyes básicas de la energía eléctrica queda a cargo del inglés Michael Faraday, del alemán Karl Gauss y del francés Guy Lussac. André Ampere avanza en el campo de la química con su descubrimiento de las leyes de atracción y repulsión electromagnéticas. En las ciencias naturales destacan: Carlos Darwin con la teoría de la evolución; Antoine Lamarck, avanza en el campo de la biología y la zoología; Claudio Bernard, se convierte en el padre de la fisiología; Luis Pasteur, iniciador de la bacteriología, descubre la fermentación y el agente patógeno de la rabia; Roberto Koch, es el descubridor de los microbios del cólera y de la tuberculosis; y Gregorio Mendel, es designado padre de la genética.

En el arte destacan los movimientos romántico (primera parte del siglo XIX) y realista (segunda mitad del siglo). El primero se hermana con el nacionalismo que se manifiesta en Europa y comparte con él los ideales de justicia y libertad.

En las artes plásticas surge una nueva tendencia: el impresionismo que quiere representar la esencia cambiante, el momento fugaz de la naturaleza, de la vida por medio de efectos ópticos, de pinceladas libres, del puntillismo. Representantes de esta corriente son Claudio Monet, Eduardo Manet, Camilo Pisarro y Augusto Renoir.