Publicidad contemporánea

La guerra de Vietnam y la baja en la economía de la década de 1970 trajeron como consecuencia, que se diera un nuevo énfasis a la publicidad de ventas agresiva. Los clientes querían resultados, por esta razón, las agencias contrataron a administradores de empresas con maestría que conocían la planeación estratégica y los elementos de la mercadotecnia.

Gran parte de la publicidad se alejó de la premisa que prevaleció en la década de 1950, los «anuncios de fórmula» con viñetas y pasajes de la vida real, que mostraban a la gente disfrutando del producto.

Sin embargo, esto no significa que en este periodo hubiera escasez de talentos creativos. Por el contrario, Hal Riney creador de los famosos comerciales de la cerveza Renry Weinhard’s Private Reserve, Frank y Ed de Bardes & Jaymes y más recientemente los comerciales ganadores de Satum trabaja desde principios de la década de 1970.

Charlotte Beers fue el genio creativo detrás de la campaña de American Express, con el lema: «Tarjetahabiente desde…» Bill Backer es el hombre que creó el legendario comercial de Coca-Cola que presenta a un coro cantando en la cima de una montaña, también creó el lema «El gran sabor que llena menos» de los anuncios que llevaron a la cerveza Miller Lite a ser un participante importante en el negocio.

Por último, Jane Maas, quien aprendió el oficio con David Ogilvy, fue la responsable de la campaña «I love New York», del shampoo Prell y del jabón Safeguard. Es probable que no haya otra campaña que refleje mejor esta época que la de Xerox, caracterizada por el hermano Dominico. Éste es sólo un pequeño ejemplo del poder creativo que produjo buena publicidad en tanto se hacían negocios muy lucrativos. Cosa que no era fácil. En aquel entonces, las agencias, encabezadas por Y&R con 2,300 millones de dólares, obtuvieron ingresos multimillonarios al terminar la década de 1980 en comparación con ni una sola en la de 1970.

La publicidad moderna

Hacia principios del siglo XX, el volumen total de la publicidad ascendió a 500 millones de dólares, contra los 50 millones de 1870. La industria se convirtió en una fuerza fundamental en la mercadotecnia, se ganó un nivel sustancial de estima y respeto.