Referencia histórica

Algunos autores consideran que la reingeniería “surge en los Estados Unidos de Norteamérica, a comienzos de los noventa como consecuencia de dos principales hechos: el avance de la investigación en sistemas de información y el desarrollo del movimiento de la calidad total.”

Considerando esto, Michael Hammer y James Champy difundieron este concepto con base en su artículo publicado por la Revista de Negocios de Harvard (Harvard Business Review, 1993), en el cual aparecen los casos de las organizaciones que habían rediseñado sus procesos y la forma en que lo habían logrado. Posteriormente, apareció el libro Reingeniería y finalmente cada autor elaboró un texto crítico sobre el tema.

Todo esto por el antecedente de un joven oficial de artillería naval llamado William Sonden Sims. Casi nadie ha oído hablar de él, pero se puede decir que Sims cambió el mundo en virtud de un proceso que hoy denominamos reingeniería. Hace un siglo, apuntar un cañón en altamar era una cosa muy aleatoria. El cañón, el blanco y los mares que los rodeaban se hallaban en movimiento continuo.

Los héroes tradicionales de los combates navales eran los navegantes que maniobraban para colocar el buque en una u otra posición y dar a los cabos de cañón la oportunidad de cumplir su difícil cometido. Pero en unas maniobras que se hicieron en el Mar de la China, Sims observó los avances decisivos que los artilleros ingleses habían empezado a lograr en la precisión del tiro con sólo ligeras modificaciones en la manera de apuntar y disparar.

Sims se preguntó que ocurriría si esas innovaciones se mejoraran más aún y se llevaran a bordo de los barcos de los Estados Unidos.

Los elementos del proceso para la artillería naval eran bastante sencillos hace un siglo: un cañón, una manivela para levantarlo al ángulo de la trayectoria deseada para un alcance normal de una milla y un anteojo de larga vista montado sobre el cañón mismo, a fin de mantener el blanco en la mira hasta un instante después del disparo y el retroceso de la pieza.

Sims descubrió una manera muy sencilla de mejorar espectacularmente la puntería compensando la elevación y el tiempo del balanceo del barco.

Lo primero que sugirió fue reglar la relación de los engranajes de tal manera que el artillero pudiera elevar o bajar fácilmente el cañón siguiendo el blanco en los balanceos del buque.

En segundo lugar propuso cambiar de sitio la mira del cañón para que el artillero no fuera afectado por el retroceso al disparar. Esta innovación le permitiría conservar el blanco en la mira durante todo el acto del disparo. El resultado sería fuego de puntería continua.

Entusiasmado con la perspectiva de proporcionar a la Marina tan importante mejora de su rendimiento, escribió una carta a sus superiores.

Para éstos, William Sims era un “irritante”; su carta no obtuvo respuesta. Pero Sims no se limitó a una o dos cartas dirigidas a los altos oficiales de la Marina. En el curso de dos años escribió más de una docena de cartas, implorando que prestaran oídos a lo que él consideraba ideas novedosas, ideas que podrían modificar y mejorar radicalmente el rendimiento de la artillería naval. Sin embargo nadie le hacía caso. Y era natural, la Marina acababa de obtener uno de los triunfos más notables de la historia.

Las cartas de Sims fueron desoídas por varias razones: si se podría hacer, alguien ya lo había hecho; si se podría hacer, ya se le habría ocurrido a un navegante; si se hacía, ¿cuál sería el impacto en la estructura organizacional de la Marina?

La última carta que envió Sims fue al presidente Teodore Roosevelt. Éste al leerla se quedó asombrado; había adquirido la estatura de héroe nacional en la guerra con España, era hombre que entendía muy bien las cuestiones militares y vio el poderoso potencial de la idea de Sims si ese cambio radical se ponía en práctica vigorosamente.

No vaciló. Contestó inmediatamente la carta y ordenó que el informe de Sims se distribuyera a todos los oficiales de la Marina de Guerra.

Los consiguientes avances decisivos en productividad fueron enormes y llegaron
al 3000 por ciento que había profetizado Sims.”

Otros autores consideran que la reingeniería tiene relevancia a partir de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, se puede considerar a la reingeniería como moda de gestión.

Fuente: Apuntes de Administración IV del FCA de la UNAM