Regulación génica

Los avances de la biotecnología han permitido profundizar en el conocimiento de la estructura química de los genes, su fisiología y los mecanismos de regulación génica. Paralelamente, una variedad de técnicas descubiertas en las dos últimas décadas permiten la manipulación del ADN dentro de las células vivas, lo que ha dado nacimiento ala ingeniería genética, un arma que está proporcionando un gran poder a la raza humana.

Regulación génica

Sólo una pequeña porción del ADN de una célula tiene probabilidades de estar en transcripción en un momento dado; por tanto, en condiciones normales, sólo unos cuantos de sus genes se están expresando.

En realidad, gran parte de la información genética de una célula está reprimida de una manera más o menos permanente. Un gen reprimido sólo inicia el proceso de transcripción al ser inducido en reacción a algún tipo de demanda ambiental de alguna enzima.

Los organismos procariotas poseen, además de los genes estructurales que codifican la síntesis de proteínas especificas, genes reguladores que determinan la síntesis de proteínas represoras.

Éstas se unen a los genes operadores del ADN y obstaculizan la transcripción de los genes estructurales adyacentes. Una proteína represora puede ser desactivada por la presencia de un determinado sustrato, estableciéndose un mecanismo de retroalimentación negativa para el control de la biosíntesis proteica.

El conjunto formado por los genes estructurales que están bajo el control de un gen regulador y los genes operadores recibe el nombre de operón.

En los organismos eucariotas, el control de los genes se realiza principalmente mediante las llamadas secuencias de inserción, también presentes en los procariotas.

Se trata de elementos móviles que, al insertarse en un gen, lo inactivan. Otro tipo de partículas móviles son los trasposones, que inactivan o potencian aquellos genes en los que se insertan.