Retórica (Aristóteles): pensamiento y palabra

La retórica es a la vez la ciencia (en el sentido de estudio estructurado) y el arte (en el sentido de práctica que reposa s obre un saber demostrado) que se refiere a la acción del discurso sobre los espíritus.

En principio, la retórica se ocupa de la lengua hablada, pero es evidente que sus aplicaciones han trascendido al discurso escrito, que es en cierta manera una transcripción limitada o imitación estrecha del discurso oral.

En la actualidad, la retórica se utiliza en publicidad privada y política, y en la defensa de puntos de vista durante los juicios civiles.

Entre estas variadas competencias que ha tenido la retórica a lo largo de su extensa historia, un lugar destacado lo ocupa como disciplina argumentativa en el ámbito de las decisiones, de la acción y, por tanto cumple una función cognoscitiva.

Fundamentalmente Aristóteles entendió a la retórica no sólo como una habilidad que espontáneamente tienen los hombres, sino como un conocimiento que indaga los medios que conducen a la persuasión es decir, a la formación de un juicio.

Pero es un conocimiento que se desenvuelve en una praxis, en una actividad y por ello es «arte». Con el presente nos proponemos volver a la lectura de los textos de Aristóteles, para delinear los rasgos que la distinguen con el propósito de poder establecer los posibles puntos de contactos con «el arte».

El surgimiento de la retórica como arte en Grecia. Alcance del término arte en los textos aristotélicos

Ni bien se inicia la lectura de la Retórica, dos afirmaciones le dan un nuevo carácter: su relación con la dialéctica y la afirmación de «arte» con un objeto definido.

En el primer párrafo Aristóteles la ubica en el nivel de la dialéctica: «la retórica es correlativa de la dialéctica, pues ambas tratan de cosas que en cierto modo son de conocimiento común a todos y no corresponden a ninguna ciencia determinada» (1354 a 1).

En Aristóteles la dialéctica contenida en los Tópicos es un método que permite «razonar sobre todo problema que se nos proponga, a partir de cosas plausibles», en consecuencia, la retórica, también será un método de razonamiento.

En cuanto a su estatuto de «arte» téchne (tecnh) el libro VI de la Etica Nicomaquea Aristóteles lo caracteriza del siguiente modo: «Todo arte versa sobre la génesis, y practicar un arte es considerar cómo puede producirse algo de lo que es susceptible tanto de ser como de no ser y cuyo principio está en quien lo produce y no en lo producido».

Del párrafo transcrito se destaca lo siguiente:

1) la téchne es un modo de conocer y por tanto se distingue de la experiencia;
2) conocimiento que corresponde al orden práctico, porque pertenece al ámbito de «lo que puede ser de otra manera», al ámbito de lo «contingente», supone la libertad de elección;
3) encaminado a la producción, el conocimiento en el arte implica la construcción de la obra.

Ahora bien, el objeto de estudio de la retórica, como conocimiento, son los argumentos propios del arte, y éstos, de acuerdo a Aristóteles, son los entimemas. De esta manera, se refuerza el aspecto cognoscitivo del arte aristotélico.

El entimema es el silogismo retórico, es la demostración, equivalente retórico del silogismo dialéctico cuya peculiaridad radica en ser un silogismo abreviado, es decir, no todas sus premisas se hallan explicitadas, porque no hace falta que así sea, en razón del ámbito en que se desarrolla este arte, lo verosímil, y porque el rétor construye su razonamiento dentro del bagaje cultural de la comunidad en que desenvuelve su discurso.

El arte retórico se configura, en consecuencia, en una clara perspectiva lógica, -en sentido amplio del término- y así lo define Aristóteles: «la facultad de considerar en cada caso lo que cabe para persuadir».

La retórica como téchne estudia un objeto determinado, los medios de la comunicación persuasiva que permiten argumentar sobre temas opinables.

Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres