Tecnología y negocio

El imperio de la necesidad sobre la libertad no ha puesto en el mayor peligro de deshumanización que hemos experimentado en todo el curso de la historia de la humanidad: No es culpa de científicos, ni de métodos o metodologías nuevas.

Hay que entenderlo en toda su cruda realidad: es un asunto de fuerza mayor. La historia parece haber llegado a un fin inesperado e irreversible en donde lo único que importa para el hombre es asegurar por todos lo medios su supervivencia, poniendo todas sus fuerzas y energías al servicio de la utilidad.

Todo es tan perfecto que no hay lugar para el error, por lo menos para el error cualitativo propio del pensamiento humano, no hay alternativas, no hay libertad. Saber a qué atenerse ya no es un saber, ya no se logra con recurso a la verdad. Saber a qué atenerse es disponerse a seguir el camino más corto entre el propósito y su meta práctica. El error, si es que lo hay, será de cálculo, matemático, y no cualitativo de la decisión humana.

El humanismo es una forma de vida que concibe y organiza la existencia humana de tal manera que a través de ella el hombre pueda elegir el mejor modo de ser. El humanismo es la decisión, enteramente impostergable de impedir todo acto que rebaje, anule, debilite, disminuya o destruya la naturaleza y la dignidad humanas.

Estamos envanecidos con lo que podemos hacer con nuestro mundo valiéndonos de la técnica y la tecnología, como niños enloquecidos con juguete. El hecho de que podamos contar con todo nos quita la capacidad de optar, esto, peligrosa y paradójicamente nos podría llevar a la pérdida de la esencia humana e incluso de nuestra propia existencia como especie.

El hombre está azorado por su propia ilimitación, lo que le provoca ya no saber quién es. Teodoro Lessing dijo: “El hombre no es sino un simio fiero que paulatinamente se ha enfermado de megalomanía debido a lo que él mismo ha llamado espíritu”.

Tenemos que hacer conciencia de lo que somos, pero, esencialmente de lo que queremos ser, solo así podemos recuperar un modo de ser enteramente humano, con sus riquezas y pobrezas espirituales “naturales”, que abrieran un camino adecuado a las maravillas de la técnica y la tecnología, pero al mismo tiempo pudiera atajar sus horrores y espantos que ya están frente a nosotros.

De otro modo, quedamos perdidos por completo, por causa de esos instrumentos que ahora hacen que todo sea posible.

Fuente: Teoría del conocimiento de la facultad de contaduría y administración, UNAM.