Tejidos vegetales

En el mundo vegetal hay dos tipos de organización celular bien diferenciados según se trate de plantas vasculares o de los vegetales no vasculares. Estos últimos organismos carecen en general de verdaderos tejidos y vasos conductores; en ellos las divisiones celulares tienen lugar en un plano y los nutrientes acceden directamente a todas las células sin necesidad de un sistema de transporte especializado. El cuerpo vegetativo de estos organismos recibe el nombre de talo.

Y antiguamente se clasificaban como talofitas o talófitos todos los vegetales con este tipo de organización, es decir las algas, o talófitos fotosintéticos, y los hongos o talófitos no fotosintéticos.

Pero en la actualidad los términos talófitos y algas no constituyen una categoría taxonómica; muchos organismos antes incluidos en los talófitos pertenecen hoy a otros reinos  como por ejemplo   las algas verdeazules o cianobacterias (moneras), muchas algas microscópicas (protistas) y los hongos mucilaginosos (protistas), quedando por tanto las algas repartidas en tres reinos y solamente los clorófîtos, feófitos y rodófitos se consideran plantas (reino Plantae).

Pero a diferencia de las algas, los hongos sí que poseen categoría taxonómica, formando un reino independiente (reino Fungi). Entre los vegetales no vasculares todavía existe otro grupo, los briófitos (clasificados dentro de las Plantas), que se parecen más a las plantas vasculares que las  algas y los hongos.

Estas plantas (musgos, hepáticas), no independizadas totalmente del medio acuático; constituyen el paso al nivel de organización típico de las plantas propiamente terrestres o plantas vasculares.

Las plantas vasculares, adaptadas a la vida terrestre y aérea, son las que tienen verdaderos tejidos diferenciados en un tipo de organización llamada cormo, con raíces, tallos y hojas verdaderos, los tres órganos fundamentales de las plantas superiores.

Estas plantas llamadas tradicionalmente cormófitos, forman un grupo taxonómico con categoría de división, las traqueófitas o traqueófitos, que comparten con los briófitos una fase juvenil exclusiva de las plantas terrestres, el embrión.

En un momento dado del ciclo vital de los embriófitos, los cigotos son retenidos dentro de los órganos sexuales femeninos y de este modo obtienen el agua y los nutrientes necesarios al tomarlos de los tejidos maternos que los rodean, al mismo tiempo que están protegidos contra la deshidratación mientras se desarrollan hasta convertirse en embrión pluricelular.

El embrión se desarrolla a veces sobre la planta madre (gametófito), y otras, dotado con antelación de materiales de reserva (semilla), prosigue su desarrollo libremente.