Velocidad lectora

Manteniendo la idea de que lo principal es la comprensión, no podemos olvidar la velocidad. En cualquier caso, sea cual fuere nuestra velocidad lectora, lo realmente importante es haber logrado la comprensión del texto (pese a la dificultad que entraña el vocabulario utilizado). De nada sirve ir a toda prisa leyendo si no obtenemos las ideas generales, o por lo menos, si tras la lectura no reparamos en las lagunas que deberán ser solucionadas para poder llegar a la comprensión total del texto.

Sin embargo, velocidades inferiores a las consideradas como nivel normal, deberán ser mejoradas en la medida de lo posible. Para aumentar la velocidad lectora:

  • Evita mover los labios y otros órganos vocales (leer tan deprisa que otros movimientos sean imposibles).
  • Detecta cuando internamente estás haciendo una lectura palabra a palabra,
  • Reconoce cuando estás repitiendo internamente las últimas frases del párrafo… en ese momento el cerebro “se ha dormido” con el suave arrullo de la lectura.
  • En la medida que te sea posible, procura ver películas subtituladas. La rapidez con que pasan los subtítulos te obligará a ir a una velocidad determinada, que en términos generales suele ser bastante aceptable.

Fuente: Entrenamiento en competencias para el estudio autorregulado a distancia de la UNED, licencia Creative Commons License 2.5.