Walt Whitman

Escritor estadounidense nacido en Long Island el 31 de mayo de 1819. Vivió sus primeros años en el campo, hasta que su familia se mudó a Brooklyn, Nueva York. Aprendió el oficio de carpintero y fue aprendiz en una imprenta. En 1838 se dedicó a la enseñanza y tres años más tarde al periodismo. En 1855, Whitman publicó la primera de las innumerables ediciones de Hojas de hierba.

Libro de poemas cuya principal novedad era un tipo de versificación no usado hasta entonces, y que se alejaba radicalmente del que el poeta había utilizado en los poemas sentimentales que escribió en la década anterior.

Puesto que en esta obra alababa el cuerpo humano y glorificaba los gozos de los sentidos, se vio obligado a sufragar él mismo los gastos de su publicación, y a colaborar en las tareas de imprenta.

La edición de 1855 de Hojas de hierba contenía 12 poemas sin título, escritos en versos largos y cadenciosos que se asemejan a los de la Biblia del rey Jacobo.

El más largo y de mayor calidad de ellos, que más tarde recibió el título de ‘Canto a mí mismo’ (este largo poema ha sido publicado muchas veces como libro autónomo y el poeta español León Felipe lo tradujo en 1941), consistía en la visión de un ‘Yo’ simbólico presa de una sensualidad que le hace amar a todas las gentes que se va encontrando en un imaginario vuelo desde el Atlántico hasta el Pacífico.

Ninguno de los poemas de esta primera edición alcanza la intensidad de éste, a excepción de ‘Los dormidos’, otro vuelo visionario en el que queda simbolizada la vida, la muerte y el nuevo nacimiento.

La poesía de Whitman ha sido traducida a las lenguas más importantes del mundo. Se le reconoce una influencia fundamental en la obra de William Carlos Williams, Wallace Stevens y Allen Ginsberg, que se inspiró fundamentalmente en la particular aproximación a la sexualidad de algunos poemas de Whitman. Muchos especialistas contemporáneos han explorado los vínculos entre su vida y su literatura.

En la literatura en español han reconocido la influencia de Whitman y han explicitado su admiración y sus críticas por él, poetas como Federico García Lorca (Un poeta en Nueva York) y Pablo Neruda (Cantos de Vida y Esperanza). Murió el 26 de marzo de 1892.