Antón Makárenko

Su fuerza inagotable para crear una colectividad sana y feliz, fue lo que identificó a Makárenko como el pedagogo que demostró, en la práctica, un proceso educativo auténtico con énfasis en la sociedad socialista.

Algunos historiadores coinciden en que la pedagogía de Makárenko no sólo fue materialista, sino objetivamente moral, pues las experiencias señalaban que un hombre socialista es aquél que conjuga sus sentimientos con los intereses de la colectividad.

Uno de los elementos clave que formaron parte en la vida pedagógica de Makárenko fue la colectividad, pues ésta era considerada como un grupo de trabajadores y trabajadoras libres, unidos por objetivos y acciones comunes, organizado y dotado de órganos de dirección, de disciplina y responsabilidad. En este sentido, la colectividad no podrá existir en una sociedad burguesa, es decir, en un lugar donde exista la explotación, el yugo y la desigualdad distribución de los bienes materiales.

El sistema de relaciones fundamentado en el seno de la escuela debe estar presidido por una labor educacional donde se determine exigencias para cada persona. El significado de la experiencia aumenta por cuanto todos los individuos unidos en colectividad se transforman en educadores y educadoras de la personalidad.

Para Makárenko, toda la vida de la escuela debía desenvolverse mediante la colectividad. Este desenvolvimiento define perspectivas educacionales, las cuales van desde un nivel inferior hasta un grado alto. Estas perspectivas garantizan la organización permanente de la colectividad, pues si no se hace así, ni el equipo podrá ser colectividad y mucho menos la colectividad será fortalecida mediante procesos de alta responsabilidad.

Makárenko consideraba que el principio principal de una correcta educación era la capacidad del hombre o la mujer para guiarse perspectivamente:

“el hombre debe darse cuenta de la significación de la perspectiva lejana; ello le permitirá combinar sus planes personales con los de la colectividad y con el desarrollo de su país”.

Escribía Makárenko, si se quiere educar con responsabilidad y disciplina entonces está última –la disciplina- deberá ser entendida con una actitud consciente, que se desarrolla gracias a las interrelaciones sociales de las personas en un ambiente sano, de cooperación y de compromiso por la gente y por la nación.