Caracterización del habla

En tal caracterización del habla hay tres puntos que se dan por presupuestos:

En primer lugar y sobre todo es el habla un expresar. La representación del habla como una exteriorización es la más frecuente. Ella presupone la existencia de algo interior que se exterioriza. Si se considera el habla como exteriorización se la representa exteriormente y esto justamente cuando se explica la exteriorización retrocediendo a un interior.

Por otro lado se considera el habla como una actividad del hombre. De acuerdo a eso debiéramos decir: el hombre habla y en cada caso habla una lengua. De allí que no podríamos decir: el habla habla pues eso significaría: es el habla la que primeramente realiza y evidencia al hombre. Así pensado sería el hombre un compromiso del habla.

Finalmente es la actividad expresiva del hombre una continua presentación y representación de lo real y de lo irreal.

Se sabe desde hace tiempo que las características recién enumeradas no son suficientes para delimitar la esencia del habla. Pero cuando ésta, sin embargo, se establece en términos de expresión, se le da así una determinación más amplia pues se considera el expresar como una de las actividades adicionales en la economía total de los logros mediante los cuales el hombre se hace a sí mismo.

Frente a la caracterización del habla solamente como una actividad humana, acentúan otros que la palabra del habla es de origen divino.

De acuerdo al comienzo del prólogo del Evangelio de Juan en el principio era la palabra en Dios. Pero solamente se busca liberar de las cadenas lógico-racionales la explicación de la pregunta por el origen sino también superar las barreras de la descripción exclusivamente lógica del habla.

En lugar de la exclusiva caracterización del significado de las palabras como conceptos, se pone en primer plano el carácter de imagen y símbolo del habla.

Así se esfuerza la biología y la antropología filosófica, la sociología y la psicopatología, la teología y la poética por describir y explicar de manera más completa los fenómenos lingüísticos.

Con ello son referidos previamente todos los enunciados a la desde siempre determinante manera de aparición del habla. Así se asegura la previamente establecida apreciación sobre la esencia total del habla.

De allí resulta que la representación lógico-gramatical, filosófico-lingüística y científico-lingüística del habla se ha mantenido invariable desde hace dos milenios y medio a pesar de que los conocimientos sobre el lenguaje se han incrementado continuamente y han cambiado.

Se podría inclusive presentar ese hecho como una prueba de la inconmovible corrección de las representaciones dominantes del habla. Nadie osaría considerar incorrecta o inclusive rechazar como inútil la caracterización del habla como expresión sonora de sentimientos íntimos.

Como actividad humana, como un exponer simbólico y conceptual. La consideración citada del habla es correcta ya que se rige por lo que una investigación de los fenómenos lingüísticos en cualquier momento puede constatar. En el ámbito de esa corrección se mueven también todas las preguntas que acompañan el describir y aclarar los fenómenos lingüísticos.

Muy poco, sin duda, meditamos en el extraño rol de esas correctas representaciones del habla. Mantienen su dominio por doquier, como si fueran inconmovibles, sobre el campo de las distintas maneras de considerar científicamente el habla.

Ellas se remiten a una antigua tradición. Sin embargo no atienden a la más remota caracterización esencial del habla. Así jamás conducen, a pesar de su antigüedad y a pesar su inteligibilidad, al habla en tanto habla.

El habla habla ¿Qué sucede con su hablar? ¿Dónde lo encontramos? Por supuesto antes que nada en lo hablado. Ahí se ha realizado el hablar. En lo hablado no acaba el hablar. En lo hablado queda protegido el hablar.

En lo hablado congrega el hablar la manera como ella persiste y lo que a partir de ella persiste, su persistir, su esencia. Pero sobre todo y demasiado frecuentemente nos hace frente lo hablado sólo como lo pasado de un hablar.

Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres