Condiciones universales de comunicación

A estas condiciones universales de comunicación pertenecen como elementos constitutivos, por lo menos, los siguientes parámetros:

Primero: el grado de privacidad o de carácter público de un discurso. Este se define por el número de inte rlocutores (p.ej., un diálogo vs, una comunicación de masas) y por la existencia de un público y de su tipo (p.ej., una mesa redonda vs. un discurso en la televisión).

Segundo: el grado de intimidad de los interlocutores. La intimidad o el desconocimiento de los interlocutores dependen de la experiencia comunicativa anterior y del conocimiento mutuo.

Tercero: el grado de emotividad y participación emocional de los interlocutores. La participación emocional puede referirse al interlocutor o al objeto de la comunicación, puede ser provocada, pues, bien por el alocutor — en este caso se podría hablar de afectividad interpersonal — bien por el objeto de la comunicación – en este caso se trataría de una afectividad o expresividad «objetiva» (p.ej., una conversación entre una pareja de enamorados vs. una discusión en una reunión política).

Cuarto: el grado de inserción o implantación de la enunciación en el contexto situacional y de actuación; la inserción es máxima en acciones acompañadas por palabras, p.ej., en el caso de un médico que opera y pide una tijera; la inserción es mínima, p.ej., en un texto jurídico que puede referirse a sujetos abstractos a delitos aún no cometidos y hasta «irreales».

Quinto: el tipo de referencia. Este se define por el grado de proximidad o distancia de las personas u objetos mencionados en el discurso, siempre en relación al ego-hic-nunc del locutor; compárense p. ej. las situaciones siguientes: unguardacoches que explica a un cliente el uso del disco de control del aparcamiento, la descripción de unas vacaciones o los textos jurídico, mencionados.

Sexto: la posición local y temporal de los interlocutores especifica el tipo de contacto. Aquí hay que diferenciar la situación de encuentro cara a cara de todos los demás tipos y grados de separación local y/o temporal en la producción y la recepción de discursos (conversación en un bar, llamada telefónica, carta privada, literatura medieval, etc.).

Séptimo: el grado de cooperación se refiere al papel que el receptor juega en la producción de enunciados; se trata no sólo de la cooperación verbal — preguntas, propuestas, correcciones, informaciones suplementarias —, sino también de los grados de atención y de reacción, manifestándose en miradas, expresiones mímicas, posiciones del cuerpo, risas, chasquidos, etc.

Octavo: hay que distinguir entre cooperación y dialoguicidad. La dialoguicidad se define por la posibilidad y la frecuencia con la que los interlocutores asumen espontáneamente el papel de locutor; compárese una conversación entre amigos con la lectura de la sentencia en un tribunal: en el primer caso la comunicación es simétrica, dialogada; en el segundo, claro está, asimétrica, monologal.

Noveno: el grado de espontaneidad de la comunicación se define por el nivel de libertad de participación y de comportamiento entre los hablantes; aquí entra el problema del grado de institucionalización o formalidad de la comunicación.

Décimo: el grado de fijación y determinación del tema. Estas son mínimas en la conversación familiar, son, sin embargo, obligatorias, p.ej., en una conferencia científica, etc.

Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres