Contracepción

Cuando nuestros antepasados cayeron en la cuenta de que el embarazo guardaba relación con el coito vaginal, se inició la búsqueda de medios para evitarlo. La historia nos demuestra que hace más de 4.000 años, los chinos ya utilizaban pócimas abortivas. A lo largo de los siglos, los sistemas ideados por la humanidad para impedir la concepción han sido variados y a menudo sumamente pintorescos.

Baste recordar la existencia de gran cantidad de amuletos mágicos, oraciones diversas destinadas a este fin o la costumbre egipcia de introducir excrementos de cocodrilo en la vagina para matar a los espermatozoides.

La ineficacia de estos métodos, debida a una total carencia de datos científicos, tenía que ser subsanada de alguna manera. Así, cuando era preciso deshacerse de los hijos, éstos eran abandonados, entregados los hospicios simplemente se mataban, ya fuera de formas más o menos furtivas u ofreciéndolos a los dioses como sacrificios.

Por otra parte, la inexistencia de una contracepción adecuada ha repercutido de forma muy importante en la conducta sexual de los seres humanos, creando toda una serie de miedos, tabúes y actitudes que suelen tener como factor común una alta dosis de hipocresía. La historia de la contracepción ha sido tormentosa y muy compleja.

No hay duda, sin embargo, de que los factores que más la han condicionado han sido las exigencias demográficas, por un lado, y por otro, la progresiva incorporación de la mujer al mundo del trabajo, especialmente después dela Segunda GuerraMundial, así como la concienciación de su derecho a controlar su fecundidad.

El descubrimiento de los espermatozoides en el siglo XVII dio lugar a un auge en el uso de espermicidas, preservativos, esponjas y duchas vaginales, así como la creación de los primeros diafragmas destinados a ocluir la entrada del útero. No obstante, el toque de alerta que determinó un enfoque más riguroso de la contracepción ocurrió después, en plena revolución industrial, y fue debido al aumento en la tasa de natalidad y el hacinamiento que se produjo en las grandes ciudades, sin olvidar la disminución de las tasas de mortalidad tanto en relación al embarazo y parto como de la infantil en particular.

Sin embargo, la lógica de las razones sociodemográficas o de la sexualidad como algo que tiene un sentido por sí misma ha chocado desde el principio con los enjuiciamientos morales sustentados por la mayoría de religiones que no han aceptado el sexo como fuente de placer y han condenado los métodos anticonceptivos que no fueran «naturales».

Con todo, a pesar de los numerosos obstáculos, por caminos a menudo harto difíciles y peligrosos y usando, cuando ha sido preciso; eufemismos como el de «planificación familiar>>, la contracepción hoy en día es una práctica extendida por los cinco continentes.