Creer, saber y conocer

En español existen los términos ‘conocer’ y ‘saber’. A veces pueden usarse indistintamente: ‘S conoce el alemán’ y ‘S sabe alemán’, ‘S conoce todos los trucos’ y ‘S sabe todos los trucos’. A veces no hay diferencias muy apreciables: ‘S conoce que mañana lloverá’ y ‘S sabe que mañana lloverá’.

En ambos casos se conoce, o se sabe, que va a ocurrir algo; sin embargo, el conocer que va a llover mañana parece conllevar la razón de que va a llover. Por eso es más apropiado decir ‘S conoce que va a llover mañana por la humedad de la atmósfera’ que decir, simplemente, ‘S conoce que va a llover mañana’. A veces hay que usar o ‘conocer’ o ‘saber’: ‘S conoce Roma’, ‘S conoce a Julia’, pero no ‘S sabe Roma’ o ‘S sabe Julia’.

El llamado «conocimiento directo» o «inmediato» es expresado mediante ‘conocer’; el llamado «conocimiento indirecto» o «mediato» puede ser expresado mediante ‘conocer’ o mediante ‘saber’, pero hay tendencia a usar el último. Así, si ‘p’ representa un enunciado declarativo, el que alguien, S, conozca lo que se expresa en el enunciado se expresa diciendo que sabe que p.

La distinción entre conocer algo y saber que hay tal o cual cosa o saber que esta cosa tiene tales o cuales propiedades es fundamental y ha sido expresada de diversos modos: conocimiento directo, inmediato, por contacto o presencia directa; y conocimiento indirecto, mediato o por descripción. No hay siempre estricta equivalencia entre ‘directo’, ‘inmediato’, ‘por contacto’ y ‘por presencia directa’, de un lado, y conocimiento ‘indirecto’, ‘mediato’ o ‘por descripción’, de otro lado. Así se puede conocer (saber) inmediata y directamente que p si se conoce (sabe) que si p, entonces p.

Sin embargo, este saber que p no es un conocimiento por contacto o presencia directa. Lo menos arriesgado a este respecto es concluir que el conocer por presencia directa es el expresado en el esquema ‘S conoce M’, donde ‘M’ representa algo —una cosa, una persona, una situación, etc.—, y el conocer por descripción es el expresado en el esquema ‘S sabe que p’. En la gran mayoría de los casos, cuando se habla de conocer, se sobreentiende que se «conoce (sabe) que».

Un problema capital es el conocer (saber), en el sentido del conocer (saber) que, es el de si hay diferencia entre una opinión verdadera y un conocimiento. Lo común es sostener que hay una diferencia. S puede opinar que M es blanco, y si M es blanco, entonces su opinión es verdadera. Sin embargo, la opinión de M no está fundada, y por ello S no conoce (sabe), en puridad, que M es blanco. Para que se pueda decir que S conoce (sabe) que M es blanco y, en general, S conoce (o sabe) que p, hay que admitir que S tiene justificación (sea directa, sea indirecta) para afirmar p.

Ello ha llevado a pensar que conocer o saber que p equivale a creer justificadamente que p. Por otro lado, se ha puesto de relieve que es posible —aunque un tanto «perverso»— que S sepa que p y a la vez que S no crea que p. No obstante, en los casos en que ello ocurre, se debe a que las razones que tiene S para afirmar que sabe que p, no son, o no le parecen ser a S, razones suficientes. Si S tiene toda la justificación necesaria para afirmar que conoce (sabe) que p, resulta sorprendente que la rechace para decir que no cree que p.

Hay acuerdo hoy en que conocer no es aunque así se le siga llamando, una actividad; en todo caso, no se dice que S conoce (sabe) algo en el sentido en que se dice que S digiere algo, y tampoco en el sentido en que se dice que S prefiere algo. Ello ocurre especialmente en el caso del «conocer, o saber, que». Nada de ello presupone que para conocer (saber) no se necesite ejecutar actividades; es probable que no se pueda conocer algo, ni se pueda saber que algo es de tal o cual modo sin que intervengan procesos de carácter neurofisiológico. Pero el análisis de una expresión como ‘S sabe que p’ no es una análisis de procesos neurofisiológicos, sino uno del sentido en que se usa ‘saber que’.

En este punto hay diferencias entre los filósofos. Austin mantuvo que la expresión No es una expresión descriptiva y, por tanto, no está sometida a las condiciones de verdad (o falsedad) que se adscriben a las descripciones. Decir ‘Sé’ es, según Austin, dar la propia palabra, de modo similar aunque no idéntico, a lo que ocurre cuando alguien dice ‘Prometo’.

Al decir ‘Sé’ se ejecuta, según ello, una acción —una acción lingüística—; en términos de Austin, se hace algo con las palabras. Los que siguen a Austin en este respecto son llamados «antidescriptivistas» por cuanto no reducen el lenguaje a funciones descriptivas. Los llamados «descriptivistas», en cambio, se oponen a Austin y siguen la tradición de mantener que al decir ‘Sé’ se dice algo que es verdadero o falso.

Obsérvese que el mantener el carácter no descriptivo de ‘Sé’ no es incompatible con mantener el carácter descriptivo de ‘S conoce’ y de ‘S sabe que p’, pero entonces la descripción se refiere no al contenido de lo que S proclama saber o conocer, sino al hecho de que alguien , S, dice que conoce algo o que sabe que p.

Desde Ryle se ha discutido mucho si ‘saber que’ es o no reducible a ‘saber como’. Parece que en algunos casos saber (conocer) algo sea saber cómo es. Así, conocer una lengua es saber cómo la lengua funciona. Por otro lado, saber cómo funciona una lengua es conocer las reglas sintácticas y el vocabulario de la lengua, aun cuando no sea capaz de explicitar tales reglas ni compilar un diccionario de la lengua.

Por razones distintas de las de Austin, Ryle se opone, como Austin, a las tendencias intelectualistas y racionalistas tradicionales relativas al conocer (o saber). En general, la atención a los aspectos pragmáticos y a los problemas de la comunicación llevan a destacar el carácter «ejecutivo» (y no descriptivo) y el carácter del «saber como» del conocer (y del saber).

Fuente: Teoría del conocimiento de la facultad de contaduría y administración, UNAM.