Cuenta

Para analizar e interpretar la información financiera, las entidades sintetizan y registran las transacciones que realizan; esta labor implica capturar y clasificar las operaciones llevadas a cabo durante un periodo determinado, con base en documentos comprobatorios que las respalden (facturas, cheques, pagarés, etcétera). Una vez que se tiene un documento comprobatorio es necesario clasificar qué parte de la entidad está afectando, para lo cual nos valemos de la cuenta.

La cuenta es el instrumento que utiliza la técnica contable para clasificar los diferentes apartados del Balance General o Estado de Situación Financiera y del Estado de Resultados que se ven afectados al realizar una transacción (activo, pasivo, capital, ingresos, costos, gastos, ganancias y pérdidas). En otras palabras, es una descripción de los aumentos y disminuciones que presenta un renglón o elemento. Para efectos didácticos, en la cuenta se utiliza una “T”, que representa un libro mayor abierto.

El propósito de la cuenta es controlar los aumentos y disminuciones que sufren los diferentes elementos en que se dividen el activo, pasivo, capital, ingresos, egresos (costos y gastos), utilidades o pérdidas, por medio de una descripción numérica (que representa cantidades de dinero) de los movimientos efectuados en un renglón específico. La nomenclatura (nombre de la cuenta) debe representar lo que describe: bancos, clientes, proveedores, documentos por cobrar, etcétera.

Fuente: Contaduría Básica I de la facultad de contaduría y administración, UNAM.