Discurso visual

Historia de la retórica

Nació como ciencia hacia el año 485 antes de Cristo en Grecia antigua cuando dos tiranos sicilianos expropriaron numerosas tierras de ciudadanos de Siracusa por medio de mercenarios costeados por ellos.

Los perjudicados se sublevaron democráticamente y quisieron volver al statu quo anterior, lo que les abocó a innumerables procesos legales para probar que eran propietarios de los terrenos arrebatados.

Eso creó la necesidad de personajes que supiesen hablar bien ante la asamblea de jueces para poder defender los derechos de los antiguos ciudadanos a esas tierras, y los primeros maestros que se dedicaron esta disciplina fueron de allí, Córax de Siracusa, primero en escribir un tratado sobre el tema, y su discípulo Tisias, que lo divulgó.

Esa elocuencia vino a transformarse rápidamente en objeto de enseñanza y se transmitió al Ática por comerciantes que comunicaban Siracusa y Atenas.

La retórica demostró pronto su utilidad como instrumento político en el régimen democrático, en siglo V a. C., divulgada por profesores conocidos como sofistas, entre los cuales los más conocidos fueron Protágoras de Abdera, Gorgias e Isócrates, a los cuales se oponía Platón, quien distinguía dos tipos de retóricas:

– La retórica sofística, éticamente despreciable, está constituida por la logografía, que consiste en escribir no importa qué discurso y tiene por fin la verosimilitud y la ilusión.

– La retórica verdadera, en cambio, es llamada por él psiquegogía o formación de las almas por medio de la palabra.

Para Platón, la esencia de la filosofía reposaba en la dialéctica: la razón y la discusión conducen poco a poco al descubrimiento de importantes verdades. Platón pensaba que los sofistas no se interesaban por la verdad, sino solamente por la manera de convencer, así que rechazó la palabra escrita y buscó la interlocución personal, El modo fundamental del discurso es el diálogo entre maestro y alumno.

En el curso de la Antigüedad, los teóricos de la retórica han ido efectuando poco a poco diferentes distinciones Por otra parte, es preciso notar que, desde la Antigüedad, la división en invención, disposición y elocución es un artificio: muy a menudo, el retórico es conducido a estudiar unos procedimientos que revelan simultáneamente numerosas categorías.

Es así como el ethos, que concierne a la imagen que uno quiere dar del locutor, que se trata del autor mismo o de un personaje que pone en escena, el ethos pone en juego a la vez la invención, la disposición, la elocución y la acción.

La retórica contemporánea ha prescindido del discurso oral, y por tanto la memoria y la acción, que le eran específicas, han perdido su importancia en favor de las otras disciplinas. Se considera actualmente que es útil para actores, abogados, psicólogos, políticos, publicitarios, escritores y vendedores.

La invención, sola o conjuntamente con la disposición, es a menudo llamada argumentación; la elocución se subdivide, como habían determinado ya los teóricos de la Antigüedad, en un gran número de puntos de vista sobre el discurso a hacer (arte de la retórica) o sobre el discurso ya hecho (retórica como ciencia):

Sobre el vocabulario (registros de la lengua),
Sobre los ritmos y las sonoridades,
Sobre la forma y la estructura de las frases (sintaxis, parataxis, hipotaxis, tipo de progresión remática, periodo, estilo comático, tecla retórica clásica sobre la literatura medieval, renacentista y barroca en su Literatura europea y Edad Media latina, traducido al castellano en 1955. La retórica clásica, compilada por filólogos.

Fundamentos de una ciencia de la literatura, traducidos al castellano en 1984, ha pasado en la actualidad a renovarse con las aportaciones modernas que en 1958 publicaron un fundamental Tratado de la argumentación, traducido al castellano en 1994; la disciplina creada a raíz de este libro se denomina desde entonces Neorretórica o Retórica de la argumentación.

Fuente: Apuntes Análisis del discurso visual de la U de Londres