Elio Antonio de Nebrija

Humanista español nacido en Lebrija, Sevilla, en 1441, cuyo verdadero nombre era Antonio Martínez de Cala y Jara va, segundo hijo de Juan Martínez de Cala y Catalina de Xarana y Ojo. Decidió cambiar su nombre y se hizo llamar Elio (del latín Aelius) y Nebrija, variante del topónimo de su ciudad natal. Recibió una sólida formación: estudió humanidades en Salamanca y siendo joven, con 19 años, marchó a Italia.

Fue en la Universidad de Bolonia donde continuó y terminó sus estudios diez años después.

De vuelta a España trabajó primero para el obispo Fonseca en Sevilla y después consiguió el cargo de docente en la Universidad de Salamanca, donde impartió Gramática y Retórica.

En el año 1513 fue nombrado profesor de la Universidad Complutense de Alcalá de Henares y recibió el encargo del cardenal Cisneros de trabajar en la Biblia Políglota Complutense, siendo traducida en cinco idiomas diferentes.

Nebrija salió del proyecto por desacuerdos con el grupo de traductores y regresó a sus clases en Salamanca, donde consiguió su fama de humanista y se aplicó en la tarea de sentar las bases para la reforma de la enseñanza del latín.

Para ello publicó Introductiones latinae (1481), gramática del latín que se divide en dos partes: una llamada analogía, denominación que pervivió en los textos de gramática hasta el siglo XX para tratar la morfología, y otra que versa sobre sintaxis, ortografía, prosodia, figuras retóricas y un léxico no muy extenso.

Dada la difusión que adquirió su obra, decidió traducirla él mismo al castellano y se convirtió en libro de texto de latín hasta el siglo XIX.

Animado por la buena acogida suscitada por este manual, acometió la tarea de redactar la célebre Gramática de la lengua castellana, que se publicó en 1492, año del descubrimiento de América.

En ella mantuvo los mismos criterios científicos que en la obra anterior. Su carácter innovador reside en haber escrito la primera gramática normativa que se conoce.

Las razones de su elaboración son políticas, según explica en el prólogo: entiende que la lengua debe ser elemento identificador de un pueblo y vínculo que una a sus gentes, por eso “debe llevarse en expansión” a cuantos pueblos “acudan las fuerzas militares”.

El libro está dedicado a la reina Isabel I la Católica. En 1517 añadió, a la Gramática, las Reglas de ortografía castellana, siguiendo los mismos criterios normativos y las mismas razones. Sus obras inspiraron esfuerzos similares en otras lenguas europeas.

Murió el 5 de julio de 1522.