Eurípides

Según la tradición, Eurípides nació en Salamina, un 23 de septiembre probablemente del año 480 a.C., el día de la gran batalla naval entre los griegos y los persas. Sus padres, según afirman ciertos expertos, pertenecían a la nobleza; en opinión de otros, sin embargo, eran de origen humilde. Su hijo, en cualquier caso, recibió una esmerada educación. Las obras de Eurípides comenzaron a representarse en los festivales dramáticos de Ática durante el año 454 a.C., pero hasta el año 442 a.C. el autor no obtuvo el primer premio.

Esta distinción, pese a su prolífico talento, no recayó sobre él más que en cuatro ocasiones. Además de sus escritos se interesó muy especialmente por la filosofía y la ciencia.

A diferencia de Esquilo y Sófocles, Eurípides representaba los nuevos movimientos morales, sociales y políticos surgidos en Atenas hacia finales del siglo V a.C. Fue éste un periodo enormemente fructífero en el plano intelectual, durante el cual el conocimiento era considerado como el mayor de los logros terrenales.

Anaxágoras acababa de demostrar que el aire era un elemento y que el Sol no era una divinidad, sino pura materia. Se establecían nuevas verdades en todos los campos del saber y Eurípides, sumamente receptivo a todas ellas, introdujo una nueva conciencia en la tragedia.

Se interesó ante todo por el pensamiento y las experiencias del ser humano ordinario, más que por las figuras legendarias del pasado heroico.

De su prolífica obra destacan: Alcestis (438 a. C.), Medea (431 a. C.), Hipólito (428 a.C.), Electra (420 a.C) y Bacantes (406 a.C.).

Murió en Pella en 406 a.C.