Imperio de Iturbide y los primeros intentos por establecer el orden republicano

Los órganos de gobierno provisional de nuestro país después de obtener su independencia, la Junta Provisional encargada de las funciones legislativas y la Regencia a la cual le correspondían las funciones ejecutivas, estaban controlados por varios funcionarios del antiguo régimen; por clérigos de alta jerarquía; grandes comerciantes; hacendados y militares allegados a Iturbide. Los antiguos jefes insurgentes quedaron excluidos de la Junta y de la Regencia.

Cabe resaltar que este último órgano estaba controlado plenamente por Iturbide.

A fineales de 1821, la Junta publicó la convocatoria para un Congreso Constituyente; en ella se establecía que cada provincia tendría derecho a elegir varios representantes, con la obligación que entre ellos hubiera por lo menos un clérigo, un jurista, un militar y uno perteneciente a los sectores de mayor significado local.

El Congreso decretó como única religión aceptada por el Estado la religión católica; ratificó la adopción de la monarquía constitucional; sancionó el sistema de la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y declaró la igualdad de derechos civiles de todos los ciudadanos del país.

Los trabajos del Congreso, las Cortes de España desaprobaron los tratados de Córdoba, por tanto se negaban a reconocer la independencia de México y se reservaba el derecho a España de reconquistar nuestro país. Con ello, la esperanza de los borbonistas de que viniera a ocupar el trono del imperio mexicano un miembro de la casa de Borbón se desvaneció, la mayoría de este grupo pasaron a integrarse al bando de Iturbide.

En 18 de mayo, un grupo de soldados del antiguo regimiento de Celaya, encabezados por el Sargento Pío Marcha, se lanzaron a las calles de la ciudad de México para exigir al Congreso nombrar a Agustín de Iturbide como emperador de México. Al día siguiente, los integrantes del Congreso, presionados por la muchedumbre que se manifestaba en las calles e incluso dentro del recinto parlamentario, votaron en mayoría para que Iturbide asumiera el trono.

El Diputado Mier y Terán y otros opinaban que no se tomara ninguna resolución hasta que se consultara a las provincias, en cambio Gómez Farías y otros pugnaban por el nombramiento inmediato de Iturbide. El 21 de mayo se le declaró oficialmente emperador de México.

Entre Iturbide y el Congreso, puesto que el emperador se ostentaba como soberano y por su parte la Asamblea Legislativa reclamaba que en ella únicamente residía la soberanía nacional.

Tampoco aceptaba el Congreso que el emperador tuviera derecho a vetar leyes constitucionales ni decretos relativos a imposiciones fiscales con la finalidad de evitar el poder absoluto del emperador.

La oposición del Congreso, Iturbide se enfrentó a graves problemas económicos, por lo que obligó a los particulares a proporcionar préstamos para financiar su administración, lo que ocasionó grandes protestas que le restaron apoyo aun entre los grupos pudientes.

En agosto se descubrió una conspiración contra el emperador donde se encontraban implicados varios miembros del Congreso, lo que motivó un nuevo enfrentamiento entre Iturbide y el órgano legislativo. El 31 de octubre de 1822, Iturbide disuelve el Congreso y forma una Junta Nacional, cuyos miembros son nombrados directamente por el emperador.

En diciembre de ese año, en Veracruz estalla una revuelta militar dirigida por el general Antonio López de Santa Anna y en enero de 1823, en el sur del país, se unen a la lucha los generales Nicolás Bravo y Vicente Guerrero, con la demanda de reinstalar el Congreso.

El 4 de mayo, Iturbide reinstaló el Congreso, presenta su abdicación al trono y parte hacia el exilio. Pero los diputados desconocen la legalidad de la elección de Iturbide, puesto que había sido obra de la fuerza y la violencia, por ello desconocen también la legalidad del imperio Mexicano, declarando que la nación tiene la plena libertad de constituirse del modo que dictara la voluntad popular.

La lucha en favor del Congreso se transformó en el triunfo de los antiguos insurgentes y de las tendencias republicanas.

Los acontecimientos descritos, los integrantes del Congreso resolvieron disolver el órgano, no sin antes elaborar y publicar una convocatoria para que la ciudadanía volviera a elegir representantes. Realizados los comicios, el nuevo Congreso se instala el 7 de noviembre de 1823. La mayoría de los diputados elegidos manifiestan orientación republicana. Entre los más destacados están: Miguel Ramos Arizpe, Fray Servando Teresa de Mier, Lorenzo de Zavala, Manuel Crescencio Rejón, Anastasio Bustamente y Valentín Gómez Farías.

La mayoría de los representantes del Congreso la breve experiencia del imperio demostró que todo régimen monárquico tendía a trasformarse en una tiranía, por lo que la nación requería de una forma de gobierno que permitiera una amplia y efectiva participación de todos los ciudadanos. Esto sólo sería factible constituyendo un gobierno republicano.