Isabel I de Inglaterra

Reina de Inglaterra e Irlanda (1558-1603), el último miembro de la dinastía Tudor, nacida el 7  de septiembre de 1533. Fue hija de Enrique VIII y Ana Bolena. Declarada ilegítima por el Parlamento tras la ejecución de su madre cuando ella tenía tres años. Accedió al trono en 1558, luego de que le fueron reconocidos todos sus derechos.

Recibió un reino dividido por las creencias religiosas, de modo que en 1559 promulgó el Acta de Supremacía y  el Acta de Uniformidad, edictos con los que reforzó el protestantismo pero sin proscribir el catolicismo.

Llevó a cabo una reforma monetaria en 1560, con la que se regularizaron los precios y se revaluó la moneda inglesa.

En 1536 se aprobaron los 39 artículos que fueron la base de la Iglesia Anglicana. En lo relativo a la cultura, en 1576 inauguró el primer teatro público en Londres, además de que impulsó la obra de William Shakespeare y Christopher Marlowe.

Enfrentada a una férrea oposición de los católicos, en 1587 ordenó decapitar a su protectora, María Estuardo, lo que desencadenó la guerra con España.

Felipe II intentó invadir Inglaterra en 1588, pero su Armada Invencible fue derrotada. Esto dio inicio al poderío naval inglés e impulsó el contrabando y la piratería, lo que produjo enormes ganancias a la Corona, de tal suerte que la reina nombró caballero al pirata Francis Drake. En 1601, Isabel sofocó una rebelión de Robert Devereux, conde de Essex, a quien mandó ejecutar.

Nunca se casó y su virginidad generó un extraño culto que creció a medida que envejecía. Su reinado de 45 años se considera uno de los más gloriosos de la historia inglesa. Murió el 24 de marzo de 1603 en Surrey.