Mente y pensamiento creativo

La evolución del ser humano se refleja en lo poco que aún sabemos acerca de su mente. De los constructos, los procesos y las funciones que se llevan a cabo en ella, tales como la inteligencia, el pensamiento divergente y la originalidad, capacidades que común y erróneamente calificamos bajo el término de creatividad.

La creatividad es algo tan complejo o aún más que la propia inteligencia del hombre. Los psicólogos han propuesto diversas teorías para poder comprenderla, sin embargo, no han logrado avanzar más allá de sus rasgos operativos, en tanto que la creatividad es una función inherente al ser humano, a su conducta y por ende a su propia individualidad. De esta manera, la creatividad no puede medirse estrictamente bajo los cánones de un sistema determinista ya que suele variar de persona a persona.

A lo largo del tiempo, ha habido quienes se han aventurado por el camino de equiparar el concepto de creatividad con algunos otros tales como genialidad, originalidad, productividad, inventiva, descubrimiento, fantasía e imaginación, los que difícilmente pueden llegar a totalizar esta capacidad del hombre y sin embargo, forman parte de ella. De ahí, que el término se encuentre conformado por una fuerte carga polisémica.

Estudios recientes acotan que quizá aún no nos sea posible identificar la creatividad por sí misma, pero sí podemos identificarla a partir de sus productos, tal como reconoceríamos un árbol en función de sus frutos. En este sentido, el criterio de novedad pareciera ser el más empleado en la delimitación del término, no obstante, los caminos se bifurquen.

Algunos teóricos confieren mayor importancia al sentido estadístico de lo novedoso que a su perspectiva cronológica , es decir, hay quienes evalúan la novedad de un producto creativo en función de su extrañeza: lo poco frecuente les suena a nuevo. Al contrario, hay quienes valoran la novedad del mismo producto en función del momento histórico en que éste aparece y por tal, la creatividad va ligada a la primera persona que lo hizo. Ninguna de estas concepciones, podemos decir que es unánime ni cierta en todos los contextos.

Existen aquellos que afirman que el producto creativo no existe sino hasta que éste es aceptado por la sociedad, en tanto, sólo es potencialmente creativo. Del otro lado de la balanza, se encuentran quienes afirman que la creatividad simplemente no existe. Ambos puntos de vista son totalmente radicales.

Podemos afirmar que la creatividad no es de ninguna manera un rasgo simple y unidimensional de la persona, el cual pudiéramos comprender sin relacionarlo con el estudio de su mente, su personalidad, su mundo afectivo y motivacional. La creatividad es por lo tanto un constructo multidimensional. Los teóricos Sternberg y Lubart (1997),  proponen la confluencia de seis recursos relacionados de manera estrecha para su estudio: la capacidad intelectual, el conocimiento, el estilo de pensamiento, la personalidad, la motivación y el ambiente.

Es cierto que ninguna de estas seis dimensiones se encuentra totalmente equilibrada dentro de la mente de una persona, y una sola de ellas podría causar un efecto multiplicador importante en relación con el resto, al momento de la creatividad.

¿Qué es una persona creativa?

De forma operacional, la mayoría de los psicólogos concuerdan en que una persona creativa es aquella que genera ideas que son relativamente nuevas, apropiadas y de alta calidad, incluso placenteras; frente a la imposibilidad de definir un concepto que hoy día resulte universal.

Una aproximación reciente, hecha por Carlos Alonso Monreal (1997), asevera que la creatividades << la capacidad de utilizar la información y los conocimientos de forma nueva, así como de encontrar soluciones divergentes a los problemas>>,  sin que ésta sea necesariamente absoluta.

Fuente: Apuntes de Creatividad Aplicada al Diseño de la Universidad de Londres