Mercadotecnia política

El marketing político tiene sus orígenes quizá hace ya mucho tiempo, pero es en esta época que lo vivimos más tangiblemente.

La era de la publicidad ha tomado unas dimensiones insospechadas por generaciones pasadas. Desde los cantos de los juglares a las autopromociones que se hacían en los mercados, hasta los osos computarizados tomando coca-cola, son pequeñas grandes muestra de lo que ha llegado importar la venta en un mercado… ahora transnacional.

Es por demás sabido que, desde que empezaron a utilizar los estereotipos, tanto de hombres como de mujeres hermosas para vender productos, la publicidad abrió otra brecha: la venta de ideología.

Ahora las invasiones más fuertes (y quizá hasta destructivas) no son con soldados y militares, sino con programas de televisión y comerciales, que llegan a todo el mundo y que nos han vendido, por principio el tan afamado «american dream«.

Desde nuestro punto de vista, podemos decir que es en la segunda guerra mundial en donde a través de Göebbels, sin darse cuenta, surge el fenómeno de la mercadotecnia política (MP).

No imaginamos a Göebbels tratando de vender, conscientemente a Hitler, sino más enfocado a contagiar la ideología nazi utilizando los diferentes medios de comunicación que en aquel entonces existían como el cine, radio, fonógrafo
(himnos), Zeppelines repartiendo propaganda (panfletos), etc… Tal vez ya haya existido algo como el querer que lo quisieran un poco, pero su legitimidad le costó y por ello se ganó la credibilidad de un pueblo.

En el espacio anterior, se menciona lo que es la parte medular: venta de ideología.

Antes, eso era lo que, precisamente, diferenciaba a la publicidad de la Propaganda: el primero vendía productos y el segundo ideología. Ahora, esa división se ha roto y en la conjunción de ambos, se basa el marketing político.

Lo que buscamos analizar con el presente, es por qué puede acertarse o no al vender a una persona para un puesto político: si intervienen o no los mismos factores que para vender otro producto, etc.

Fuente: Apuntes de Mercadotecnia y Publicidad de la Universidad de Londres