Mutaciones y la selección natural

Las mutaciones son la materia prima de la evolución, ya que  pueden producir variación y hereditaria. Un gen mutante suele aparecer en uno o unos pocos individuos y el aumento de su frecuencia en la población suele ser gradual a través de muchas generaciones. El éxito o el fracaso depende sobre todo de su ventaja selectiva, es decir de la capacidad que confiere al poseedor para dejar un gran número de descendientes vivos en la siguiente generación respecto a los poseedores de los alelos alternativos.

La selección natural actúa con mucha más fuerza que las mutaciones sobre el equilibrio génico de las poblaciones y fue teorizada por Darwin y Wallace, de manera que ha sobrevivido hasta la actualidad a la luz de los nuevos conocimientos.

Según esta teoría, al nacer más individuos de los que logran sobrevivir, existe una lucha por la existencia (por el alimento y espacio) que se agudiza en condiciones desfavorables, viéndose favorecidos aquellos individuos cuyas variaciones les confieren una mayor capacidad para sobrevivir en un ambiente cualquiera.

Los supervivientes son los que dan origen a la siguiente generación, con lo cual se transmiten las variaciones exitosas a las sucesivas generaciones.

Conforme el medio cambia, van apareciendo nuevas adaptaciones y la acción de la selección natural a través de largos periodos de tiempo puede conducir a la aparición de descendientes muy distintos de sus antepasados.

Ciertos miembros de la población, con un grupo de variaciones, pueden adaptarse mejor a los cambios ambientales de una determinada manera, mientras otros con un conjunto diferente de variaciones se adaptan de un modo distinto. Así, un solo grupo ancestral puede dar origen a dos o más tipos de organismos.

Deriva génica y mezcla de poblaciones

Otro factor evolutivo es la deriva génica debida a cambios dispersivos en las frecuencias génicas de una población como resultado de procesos aleatorios tales como la colonización de una nueva área de aislamiento geográfico por un reducido número de individuos (efecto del fundador), o el hecho de que sólo unos pocos individuos (sin ser representativos del material genético de la población) sobrevivan ante una determinada etapa crítica de ciclo vital (efecto de embotellamiento).

También se puede ver perturbado el equilibrio genético de una población por la introducción de genes externos (flujo génico), con lo que aparecen nuevos genotipos que pueden originar una nueva raza.