Planteamiento del problema

El planteamiento del problema es la delimitación clara y precisa (sin ambigüedades) del objeto de investigación, realizada por medio de preguntas, lecturas, trabajo manual, encuestas pilotos, entrevistas, etcétera.

La delimitación se realiza mediante cinco pasos:

1. La delimitación del objeto en el espacio físico – geográfico
2. Su delimitación en el tiempo
3. El análisis semántico (de significado) de sus principales conceptos mediante enciclopedias y libros especializados
4. La formulación de oraciones tópicas
5. La determinación de los recursos disponibles.

La función del planteamiento del problema consiste en revelarle al investigador; si su proyecto de investigación es viable dentro de sus tiempos y recursos disponibles.

Toda investigación de la realidad, sea científica o no, tiene como punto de partida un interés de conocimiento o, lo que es lo mismo, de saber.

Este interés de conocimiento puede originarse de dos maneras. Una institución establece que de manera obligatoria el investigador debe realizar un determinado estudio.

Cualquier problema puede ser descompuesto en sus elementos. Esta operación facilita la proyectación porque tiende a descubrir los pequeños problemas particulares que se ocultan tras los subproblemas.

Una vez resueltos los pequeños problemas de uno en uno (y aquí empieza a intervenir la creatividad abandonando la idea de buscar una idea), se recomponen de forma coherente a partir de todas las características funcionales de cada una de las partes y funcionales entre sí, a partir de las características materiales, psicológicas, ergonómicas, estructurales, económicas y, por último, formales.

«Lo bello es la consecuencia de lo correcto«, reza una regla japonesa.

El principio de descomponer un problema en sus elementos para poder analizarlo procede del método cartesiano.

Como los problemas, sobre todo hoy en día, se han convertido en muy complejos y a veces en complicados, es necesario que el proyectista tenga toda una serie de informaciones sobre cada problema particular para poder proyectar con mayor seguridad.

Tal vez sea oportuna una definición de «complejidad» para poder distinguir lo complejo de lo complicado. Para Abraham A.

Moles «un producto es complicado cuando los elementos que lo componen pertenecen a numerosas clases diferentes; mientras que es complejo si contiene un gran número de elementos reagrupables no obstante en pocas clases».

Podría decirse que un automóvil es complicado mientras que un ordenador electrónico es complejo. Actualmente se tiende a la producción de objetos poco complicados, a reducir el número de las clases de los elementos que forman un producto.

Así pues, en un futuro habrá cada vez menos productos complicados. Descomponer el problema en sus elementos quiere decir descubrir numerosos subproblemas.

«Un problema particular de diseño es un conjunto de muchos subproblemas cada uno de ellos puede resolverse obteniendo un campo de soluciones aceptables», asevera Archer.

Cada subproblema tiene una solución óptima que no obstante puede estar en contradicción con las demás. La parte más ardua del trabajo del diseñador será la de conciliar las diferentes soluciones con el proyecto global.

La solución del problema general consiste en la coordinación creativa de las soluciones de los subproblemas.

Fuente: Metodología del diseño de la U. de Londres.