Polarización

Ya sabemos que los planos de oscilación de los campos magnético y eléctrico que forman el rayo de la luz están por lo general orientados al azar, se dice que la luz esta polarizada cuando la oscilación del campo eléctrico (y, por ende, la del magnético que forma un ángulo recto con el primero) se produce en un plano determinado que recibe el nombre de plano de polarización. Para la obtención de la luz polarizada se emplean prismas especiales o materiales que reciben el nombre de polarizadores.

En el interior de dichos prismas y materiales sus átomos o moléculas absorben todas las fracciones de la luz  que no vibran en un plano determinado, que es el que dejan pasar.

Un ejemplo lo constituye el prisma de Nicol. Dicho prisma esta constituido por una pieza de espato o Islandia (variedad cristalina cortada formando un ángulo concreto y pegada con bálsamo de Canadá). Cuando la luz lo atraviesa sufre una refracción que da lugar a la aparición de dos rayos polarizados, de los que uno de ellos se refracta en la superficie de separación de ambos fragmentos de espato de Islandia, mientras que el otro sale por la cara opuesta del prisma.

Si se gira el prisma de Nicol, el plano de polarización gira con el. Existen muchos cristales (por ejemplo el cuarzo) y diversos líquidos (las soluciones de azúcar) capaces de modificar el plano de polarización de la luz, dependiendo el ángulo de rotación de la longitud de la solución atravesada y de su concentración, lo que se aplica en los polarímetros que permiten así determinar las concentraciones de las disoluciones de sustancias que presentan actividad óptica.

Las sustancias polaroides se obtienen a base de plásticos que contienen cristales aciculares orientados todos en una misma dirección, por lo que transmiten únicamente la luz que oscila en un plano determinado y absorben el resto polarizándola.

Gracias a ello se reducen los reflejos deslumbrantes, motivo por el cual se emplean, por ejemplo, en la fabricación de gafas de sol o de filtros para cámaras. Asimismo, la luz polarizada se aplica en las técnicas de análisis de los esfuerzos de tensión aplicados a sustancias transparentes.

Para ello se interpone entre dos polarizadores cruzados (cuyo efecto global es la extinción total de la luz) el elemento a estudiar, en el que aparecen franjas de colores que corresponden a las áreas sometidas a esfuerzos diferentes, lo que facilita su estudio.