Positivismo y antipositivismo

El positivismo es una corriente teórica que surge a inicios del siglo XIX cuyos precursores fueron: el francés Augusto Comte y el británico John Stuart Mill. Surge como una forma de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente.

Según distintas versiones, la necesidad de estudiar científicamente al ser humano, nace debido a la experiencia sin parangón que fue la Revolución Francesa, lo que obligó por primera vez a ver a la sociedad y al individuo como problema de estudio científico.

El positivismo tiene como características:

– la defensa de un monismo metodológico, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales,
– la explicación causal de los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que lleva a que considere a la razón como mero medio para otros fines (razón instrumental),
– la forma que tiene de conocer es inductiva, no acepta la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente.

“Se afirma que la filosofía positiva es la expresión ideológica, clasista, de la burguesía, se establece un juicio unilateral que, tomado aisladamente, puede conducir a errores graves, porque la burguesía al igual que otras clases sociales, que la han antecedido en el dominio de la sociedad, sufre una transformación notable cuando logra hacerse del poder político.

En el terreno filosófico, la expresión revolucionaria de la burguesa tuvo su culminación con la dialéctica de Hegel. En cambio el positivismo vino ser el exponente del régimen capitalista implantado por la burguesía.

Como tal, la ideología positiva mantuvo aún esa confianza ilimitada en la razón que distinguió a la filosofía moderna en su combate contra la teología; pero al mismo tiempo, incluyó ya una justificación del orden burgués, cuya conservación es necesario completar que fue la expresión ideológica de la clase burguesa en la primera fase del régimen capitalista.

La filosofía positivista niega por completo toda superación ulterior; es más, renuncia de manera expresa al mero intento de indagar su posibilidad. La concepción del mundo que el positivismo presenta se limita al relato de los hechos observados, excluyendo toda su explicación sobre ellos.

Por lo demás, en este mundo positivo resulta imposible un cambio insignificante: la naturaleza y la sociedad funcionan conforme al dogma general de la invariabilidad absoluta de sus leyes, porque es la visión más apropiada al régimen existente cuya justificación se empeña en hacer a todo trance la ideología burguesa.”

En cambio, el antipositivismo proponía una seria crítica a los paradigmas del conocimiento, que se concibiera a la ciencia como algo dinámico al igual que la concepción acerca de la naturaleza, lo que tal vez, ponía en entredicho lo que los aparatos ideológicos habían apoyado durante siglos.

Fuente: Teoría del conocimiento de la facultad de contaduría y administración, UNAM.