Precisión en la comunicación escrita

Lo que se quiere decir del modo más apropiado, supone conocer bien las palabras que usamos. Pero además de las palabras tenemos que emplear bien la frase y la oración.

En la redacción, precisión es decir lo más esencial del asunto sobre el que se escribe». Esto significa evitar rodeos inútiles – como resulta gran parte de la natural palabrería empleada en la expresión oral. «¡Al grano!» es la fórmula. Las palabras ociosas, «fuera de contenido», deben desecharse.

Ya pasó la época de los largos y pomposos párrafos, que adormecían al lector, no apremiado por el tiempo como ahora. Ya no se justifican los párrafos de relleno («Sin más por el momento, y en espera de que se sirva responder…’» ni los extensos parlamentos con su obligada síntesis o aclaración adjunta («Es decir…», «Lo que podría sintetizarse o aclararse diciendo que…’» ni los formulismos vanamente vuelteros («Suplico muy atentamente a usted que se sirva tener a bien disponer…»). Hoy se busca la economía y la funcionalidad en todos los órdenes de la actividad humana, y la redacción no podría estar exenta de esas exigencias.

Cuando se redacta, como norma general conviene evitar toda muestra de automatismo, copia o actitud indiferente. Escribir sin pensar en los términos empleados, en su mejor distribución o funcionalidad expresiva -como un robot-, no es saber redactar. Lo escrito resulta frió, mecánico, superficial.

En cambio, el alejamiento de la rutina lleva a la originalidad. Aunque, por supuesto, no todo tipo de redacción admite estricta originalidad, con frecuencia queda un resquicio -hay que saber buscarlo- para el toque personal, empleado con adecuación.

No siempre el formulismo puede evitarse; pero las fórmulas deben utilizarse con conciencia de su utilidad y han de estar actualizadas en su contenido y forma para que tengan fuerza expresiva.

A veces se logra originalidad simplemente recurriendo a la naturalidad y sencillez habla cotidiana, en terrenos en que la mayoría se empantana entre fórmulas rimbombantes y frases amoldadas por mentalidades de otras épocas.

Fuente: Apunte de Comunicación escrita de la U de Londres.