Reflexión

Los fenómenos de reflexión que afectan a la luz visible son innumerables y nos permiten en realidad ver los objetos de nuestro entorno, ya que la visión está en función de la luz que los objetos que carecen de ella son capaces de reflejar. Existen, por otro lado, superficies que reflejan únicamente algunas longitudes de onda del espectro visible, por lo que aparecen a nuestra vista con un color determinado (el reflejado) y absorben los demás.

Asimismo, hay cuerpos completamente mates capaces de absorber la totalidad de las longitudes de onda contenidas en la luz blanca. El tipo de superficie que refleja la luz tiene una importancia especial a la hora de que se formen o no imágenes.

Así, por ejemplo, las superficies rugosas o mates reflejan la luz de un modo desordenado, por lo que no las forman, mientras que las lisas y pulidas (los espejos) la reflejan uniformemente, siendo por ellos capaces de formar imágenes nítidas.

Los espejos pueden clasificarse en tres tipos: los planos (que son los más usuales), los cóncavos (como los que se emplean en ciertos telescopios) y los convexos (que se emplean para la fabricación de retrovisores del tipo llamado panorámico).

Para el estudio de la formación de las imágenes se emplean espejos cóncavos y convexos esféricos. Los espejos esféricos muestran algunos elementos característicos, tales como el polo, que es el punto central del espejo. Asimismo, presentan el llamado eje principal, que es una línea imaginaria que pasa tanto por su foco como por su polo.

Otro de sus puntos característicos es el centro de curvatura, es decir, el centro de la esfera que incluye la superficie del espejo. Finalmente, el foco de un espejo esférico es aquel en el que convergen (espejo cóncavo) los rayos incidentes o del que divergen en apariencia (espejo convexo) los rayos tras la reflexión.

La reflexión se basa en dos leyes fundamentales; la primera afirma que tanto el rayo incidente como el reflejado están contenidos en el mismo plano que la normal (perpendicular a la superficie reflectante en el ponto de incidencia). La segunda afirma que el ángulo formado por el rayo incidente y  la normal (ángulo de incidencia) es igual al que forman dicha normal y el rayo reflejado (ángulo de salida o de reflexión).

Dichas leyes permiten establecer la imagen que se obtendrá con cada uno de los tipos de espejo mencionados. En el caso de los espejos planos, la imagen que se forma tiene el mismo tamaño que el objeto, y ambas equidistan del plano del espejo. Sin embargo, presenta inversión lateral (simetría especular).

En los espejos cóncavos el tipo de imagen que se forma depende de la distancia que separa al objeto del espejo. Cuando el espejo esta a una distancia mayor a la del foco del espejo, la imagen que se forma es invertida y real, mientras que si se encuentra situado entre el foco y el espejo, es directa y virtual.

Por otro lado, los espejos convexos dan lugar siempre a imágenes directas y virtuales, dependiendo su tamaño de la distancia que separe al objeto del espejo.