Roland Barthes

Crítico literario, sociólogo y filósofo francés. Nacido en Cherburgo, La familia vivió en Bayona hasta 1924.

Barthes entre 1934 y 1947 contrajo una tuberculosis que le obligó a pasar mucho tiempo en diversos sanatorios, donde completó sus estudios leyendo a Marx y a Michelet.

A partir de 1948 fue lector en las universidades de Bucarest y Alejandría, y posteriormente trabajó como investigador en lexicología y sociología en el Centro Nacional de Investigación Científica de París.

En 1962 fue nombrado director de estudios de la Escuela Práctica de Estudios Superiores, donde dio clases de semiótica (sociología de los signos, de los símbolos y de su representación), y fue nombrado profesor de Semiología Literaria del Collège de France en 1976.

También recibió el título de Chevalier des Palmes Académiques. Además de crítica literaria escribió sobre música, arte, cine y fotografía.

Barthes abordaba cada uno de estos campos con nuevas herramientas críticas que respondían a su siempre cambiante trayectoria intelectual: neomarxista.

Su obra ha sido considerada por algunos filósofos alemanes como un intento de construir una filosofía de la semiótica, cuya identidad reside en el reconocimiento de su singularidad. Crítico literario, sociólogo y filósofo francés.

Saussure se pregunta ¿Qué es el habla? Entenderá, que el habla es toda unidad significativa individual que sea verbal, sea visual y añade: «Esto no significa que debamos tratar el habla mítica como si fuera la lengua, en realidad, el mito pertenece a una ciencia general que incluye a la lingüística: la semiología.»

Al hablar de Barthes, nos recuerda que «Saussure trabajó con un sistema ejemplar, el de la lengua; pero el mito es un habla, en este reencontramos el sistema tridimensional, el significante, el significado, y el signo.

Pero el mito es un sistema particular por cuanto se edifica (es decir que existe previamente). Es un sistema semiológico segundo«.

La relación entre significado y significante, se apoya en objetos equivalentes pero no iguales; es decir, el significante no expresa al significado.

Debemos reconocer que el significante, significado y signo son en cualquier sistema semiológico: diferentes.

De 1957 a 1963 nuestro autor trabajó al mismo tiempo en el análisis de la moda y en el intento de concebir «cierta enseñanza de la semiología», dentro de un proyecto fundacional de la nueva disciplina científica que dio por resultado los «elementos de la semiología».

Barthes lo llamó «el momento de la sistematización», aunque diez años después desmitificara esa actividad de constitución de la semiología como ciencia, mantendrá intacta su aspiración de encontrar el sistema que se esconde detrás de los conjuntos significantes, de las formas o los conjuntos de formas.

«Semiología: Propondremos la palabra con confianza pero también con ciertas reservas. En el sentido actual y al menos para nosotros – data Saussure – `puede concebirse una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social… la llamaremos semiología.

Tienen como objeto todo sistema de signos cualquiera que fuere su sustancia: las imágenes, los gestos, los sonidos melódicos, los objetos y los complejos de sustancias que se encuentran en los ritos, los protocolos o los espectáculos que constituyen sino verdaderos «lenguajes» por lo menos sistemas de significación» Barthes, en el mismo texto, denuncia inmediatamente una «cierta incomodidad» causada por la idea saussureana de que la lingüística formaría parte de una ciencia más general: la semiología como ciencia de los signos en el seno de la vida social.

No está dispuesto Barthes a postergar la ciencia lingüística a un lugar menor; fundamentalmente por que el lenguaje verbal (el que estudian los lingüistas) es, de los lenguajes humanos, el más amplio y completo, y porque atraviesa todos los sistemas de significación dotados de profundidad sociológica; y con ello «todo otro sistema semiológico (imágenes, gestos, objetos) se mezclan con el lenguaje verbal; de donde la semiología es una transición lingüística que atraviesa hasta el lenguaje interior»

Se hará necesario invertir el presupuesto saussureano y Roland Barthes lo hace de modo contundente:

«La lingüística no es una parte, ni siquiera privilegiada de la ciencia general de los signos, la semiología es una parte de la lingüística: precisamente esa parte que se haría cargo de las grandes unidades significantes del discurso».

La semiología no se ocupará solo de textos, sino de todo otro objeto, relato, imagen, etc. que se proponga como discurso.

¿Pero de que manera se hará cargo? Barthes lo ejemplifica con un objeto de estudio: la moda. Dirá con insistencia «me di cuenta inmediatamente que el sistema de la ropa era muy pobre».

La ropa es un sistema de signos, pero rudimentarios, por que en si mismos aporta pocos significados; sin embargo, cuando el lenguaje verbal toma la moda a su cargo hace con ella lenguajes poéticos, imaginarios, ideológicos. Se refiere Barthes al que el sistema deja de ser pobre cuando se analiza el discurso sobre la moda.

La moda verbalizada (escrita) en las revistas de moda constituidas de esas sustancias mezcladas de lenguaje (sistemas semiológicos pocos puros), sustancias trans-lingüísticas se constituyen en el objeto de estudio de la semiología.

La moda, explica Barthes, «solo existe a través del discurso que se pronuncia sobre la moda, sin lo cual se puede reducir a una sintaxis muy rudimentaria que no tiene mas riquezas que el del código vial: minifaldas se veían muy pocas; en el plano de la realidad no era más que un entusiasmo particular.

Casi excéntrico, pero ese rasgo se ha convertido rápido en objeto de un discurso general, público, y solo entonces adquirió una verdadera consistencia social y semiológica: lo que se dice revierte sobre lo que se lleva y lo que se ve.

Creo que esta restricción metodológica de mi propio proyecto corresponde en grueso a la revolución de la semiología: los conjuntos un poco complejos de objetos no significan fuera del lenguaje».

La semiología deberá examinar las representaciones colectivas no la realidad a la que esta se refiere; de la realidad se encarga ya la sociología.

La semiología indagará la faceta significante de las cosas. ¿Cómo lo hará?

Primero deberá reconocer que la moda no equivale a ningún objeto real que pueda describirse y del que se pueda hablar en forma independiente.

Segundo la moda esta en los objetos o en la forma de describirlos. Se dirá sobre las cosas que unos zapatos son «ideales para andar», otros «para una ocasión especial».

Así constará que el significado de esta escritura es la prenda y que la relación entre significante y significado constituye el signo de vestido.

El significante moda incluye: objetos (por ejemplo, camisa); soportes (por ejemplo, cuello de la camisa); variación (por ejemplo, cuello abierto).

El significado moda es el contexto externo (por ejemplo, camisa de lana = invierno). El signo de la moda no es la relación entre los dos anteriores sino la escritura sobre la moda que es donde se encuentra la connotación.

En el modelo lingüístico saussureano el usuario toma del «tesoro de la lengua» una palabra, y a su vez tal palabra solo forma parte del sistema en tanto se ha poblado en el habla.

En cambio, en sistemas como el mobiliario, el vestido, el automóvil, el origen del sistema esta en la misma masa de usuarios (de hablantes de Saussure) que instituyen el sistema. No solo habrá diferencias en el origen del sistema, sino también en el volumen de la relación lengua / habla.

Por otra parte, con referencia a las relaciones sintagmáticas y asociativas del lingüista ginebrino, Barthes considera que pueden explotarse a la semiología y resultar allí productivas. Denominara a las primeras sintagmas en el habla, y a las segundas sistema en el paradigma.

En semiología cuando la materia no es originalmente significante como ocurre con los objetos, los íconos, y otros sistemas no-lingüísticos, la operación de identificación de unidades significativas es más difícil.

En el cuadro que sigue, Barthes ejemplifica las distinciones que proporcionan un método al semiólogo para el análisis del vestido, la alimentación, el mobiliario, la arquitectura en las dos dimensiones: sistemas (paradigmas) y sintagma (habla).

El semiólogo tiene a su cargo la segmentación, la identificación de unidades paradigmáticas, pero a demás deberá determinar las reglas que la gobiernan. Uno podría suponer, explica Barthes, que en los platos de un menú, las combinaciones son en cierto sentido libre, sin embargo, habrá que investigar en que consiste esa libertad, que en cierta forma controlada.

Sobre el Signo

La naturaleza del signo semiológico frente al lingüístico, Barthes considera que el signo semiológico tiene también dos caras (el significante y el significado) como el saussureano, pero se distingue de él en el plano de la sustancia de la expresión.

Barthes observa la existencia de sistemas semiológicos que tienen una sustancia de la expresión, que, por su naturaleza, no esta destinada a significar. Se trata de objetos de uso que la sociedad desvía hacia fines comunicativos.

Los denominara funciones – signo. Es la función de esos objetos la que se carga de sentido. En nuestra sociedad tales objetos se encuentran estandarizados, y deben considerarse hablas de una lengua.

Hay a demás signos cuyos soportes es una única materia de la expresión, y en este caso, nuestro autor propone la denominación de signo típico.

El signo verbal es un signo típico, y el signo icónico (las imágenes) también lo es, independientemente de los modos de producción, manual como en el dibujo, o mecánico como el de la fotografía. También el signo gestual es un signo típico al apoyarse en un único soporte o materia de la expresión.

Es un error – explica Barthes – considerar a los signos como puramente arbitrarios, ya que estos están cargados de connotaciones. Pero esos mismos signos pueden ser utilizados de manera diferente.

Es aún posible preguntarse si existen signos desprovistos de ambigüedad: en el sistema gestual un puño cerrado es un signo inequívoco de enojo, pero el mismo signo fue utilizado como saludo que significaba compañerismo y solidaridad por los activistas de izquierda en la década de 1930.

El significante

Se pueden distinguir tres niveles:

a) El nivel de la comunicación
b) El del significado, que permanece en un plano simbólico
c) En el de los signos, y el de la significancia

En el plano de los signos (el simbólico) hay dos facetas:

la intencional (lo que ha querido decir el emisor) es un sentido claro que no necesita interpretación.
el sentido obvio; el otro sentido, sobreañadido, es como un suplemento que el intelecto no llega a asimilar, es huidizo, resbaladizo, es el sentido obtuso.

El significante ocupa el primer plano, el sentido obtuso se obtiene cuando comprendemos que hay algo que no esta en la lengua, ni en los símbolos y que si lo retiramos, «la comunicación y la significación aun persisten, circulan, pasan sin él, y, sigue siendo posible decir y leer pero tampoco esta en el habla».

Fuente: Apuntes de Semiótica de la U de Londres