Signo Peirceano

Las características esenciales son las siguientes:

Todo signo es triádico, la noción de tríada es absolutamente central en la semiótica peirceana; alrededor de ella se anudan, a la vez, las dificultades y el interés de esta semiótica.

Como toda noción sólo puede comunicarse a través de ejemplos. También puede expresarse en términos de matemáticas.

Primer ejemplo (Peirce)

Consideremos la relación de «dar». Pedro da una casa a Pablo. Es una relación que no necesita ninguna transferencia física, sólo una transferencia del derecho de propiedad que está garantizado por la ley, es decir por una convención social establecida por una comunidad humana.

La casa une a Pedro y a Pablo por medio de esa transferencia: era de Pedro, es de Pablo; Pedro y Pablo se unen a través de la propiedad de la casa.

Segundo ejemplo

Consideremos los tres colores amarillo, naranja y rojo. Si pensamos sucesivamente en cada uno de ellos, tendremos cada vez en nuestra mente una relación monádica (la identidad tautológica de cada color consigo mismo, como «negro es negro»).

Si pensamos que hay amarillo en el naranja, o rojo en el naranja o que amarillo y rojo no se parecen bajo ningún aspecto, tendremos entonces, en cada uno de esos tres casos, una relación diádica en la mente.

Por el contrario, si pensamos que el naranja se obtiene por la unión (mezcla física o superposición) del amarillo y del rojo, entonces tendremos en la mente una relación auténticamente triádica, los tres colores se unen en uno de ellos, el color naranja.

Tercer ejemplo

Una persona pasa delante de un kiosco de diarios y ve una fotografía de la torre

Eiffel en la tapa de una revista. Esta percepción produce la presencia en su mente de la ciudad de París. La determinación de su mente en ese instante preciso es algo que una a la torre Eiffel y la ciudad de París.

Es más, puede decirse que la torre Eiffel, ciudad de París y determinación de su mente, hacen tres en uno. Esto es verdad para todo signo efectivamente experimentando por cualquier sujeto pensante.

Apuntemos finalmente que la representación diafragmática de una triada es la siguiente: (los circuitos son indicadores – de – lugar).

La representación por medio de un triángulo propuesta por algunos autores es falsa y corresponde a lo que Pierce llama triada “diádicamente degenerada”, ya que se forma mediante tres diadas.

Señalemos al respecto el triángulo semiótico propuesto por Orden y Richards al que se aplican las mismas observaciones, sin contar las críticas vinculadas al status incierto del referente (es decir, que necesita la cooperación de tres instancias:

– El signo S – lo que representa –,
– el objeto O – lo que se representa – y
– el instante I – que produce la relación -);

Esta cooperación se obtiene mediante el juego de dos determinaciones sucesivas del signo S por el objeto O y del intérprete I por el signo S de manera que I está determinado por O a través.

Combinando esas definiciones con la fenomenología peirceana podremos dar una explicación formal de la definición de Peirce según la cual un signo es «un medium para la comunicación de una forma».

Fuente: Apuntes de Semiótica de la U de Londres