Teotihuacan

Teotihuacán (arqueología), yacimiento arqueológico mesoamericano que contiene los restos de la ciudad más antigua de América, situado en el municipio mexicano homónimo, a 45 km de la actual ciudad de México. El lugar fue ocupado por primera vez en los siglos II y I a.C. De ser un pequeño asentamiento pasó a convertirse en una importante ciudad en el siglo II d.C., cuya existencia se prolongó hasta cerca del año 700 d.C.

Se han formulado varias hipótesis para explicar su decadencia y posterior abandono: disensiones internas, cambios climáticos o invasiones de los pueblos chichimecas procedentes del norte.

Su población se dispersó por la región central del actual México llegando hasta zonas tan apartadas como los territorios de lo que hoy es El Salvador y Nicaragua. La ciudad llegó a ocupar una superficie muy amplia que alcanzó una población cercana a los 255.000 habitantes y fue considerada por el resto de los pueblos mesoamericanos como la más grande que jamás existiera. En 1987 la UNESCO declaró el yacimiento Patrimonio cultural de la Humanidad.

Los arqueólogos han dividido la evolución cultural teotihuacana en cuatro etapas o fases:

Etapa

Fechas

Características

Etapa I

Etapa II
Etapa III

Etapa IV

300 a. c-0

0-300 d.c

300-650 d.c

Se extiende hasta el siglo IX d.c.

Coincide con el precalásico superior

Etapa formativa

Esplendor clásico

Esplendor clásico

Lapso de decadencia y abandono

Para valorar la significación y grandeza de Teotihuacan pueden adaptarse dos puntos de vista:

– El primero se apoya en los descubrimientos de la arqueología.
– El segundo atiende a testimonios de tiempo posteriores pero que dejan ver lo que otras personas de idioma náhuatl expresaron sobre lo que consideraban como una «Ciudad de los Dioses».

La economía se basó principalmente en la agricultura, el comercio y el tributo. Cultivaban maíz, frijol, calabaza y chile, para lo que empleaban avanzados métodos agrícolas. La cercanía de ciertas minas de obsidiana facilitó la elaboración de su instrumental como cuchillos, navajas, puntas de flecha, entre otros; permitiendo un activo comercio con estos objetos.

Teotihuacan fue un Estado Teocrático, es decir, gobernado por sacerdotes, quienes se habían apropiado de la alta cultura y conocimientos superiores. En la época de auge, los militares adquirieron gran importancia, por lo que compartieron el poder con los sacerdotes. En esta sociedad estratificada los comerciantes tenían una posición privilegiada, mientras que los estratos bajos estaban integrados por agricultores, pequeños comerciantes y artesanos.

EL centro de la ciudad se construyeron los grandes templos dedicados al culto, así como los principales palacios de los sacerdotes y funcionarios encargados del gobierno.

Este centro ceremonial está rodeado por palacios de menor tamaño, que fueron habitados por las clases ricas y privilegiadas de la ciudad. En la periferia se localizaban las casas de los artesanos y otros especialistas, los cuales se agrupaban en barrios; y diseminadas se encontraban las chozas de los campesinos, construidas con materiales perecederos.

Las edificaciones del centro ceremonial destacan la Calzada de los Muertos, la Pirámide de la Luna, el Palacio de Quetzalpapálotl, la Ciudadela, La Pirámide de Quetzalcóatl y la del Sol.

Su arquitectura es imponente; alternaron taludes con tableros. Todos los monumentos se construían de piedra y se recubrían con una capa de estuco, que en muchos casos permitía decorarlos con pinturas murales. La abundancia de pintura, es extraordinaria. Entre los murales más importantes se encuentra el Tlalocan o paraíso de Tláloc, de Tepantitla.

Los testimonios acerca de la religiosidad teotihuacana afloran en muchas partes: monumentos arquitectónicos, esculturas, pinturas murales y cerámica; permitiéndonos conocer las principales deidades de adoración y algunas ceremonias rituales; veneraban a Tláloc (dios de la lluvia), Quetzalcóatl (serpiente emplumada), a Huehuetéotl (dios del fuego), etc.

Se sabe que se valieron del tonalpohualli, cuenta de los destinos, sistema de 260 días y del cómputo de Xíhviti, calendario solar de 365 días.

La influencia teotihuacana se manifestó en todo el territorio mesoamericano y aún fuera de éste, pues se han encontrado abundantes rasgos de esta cultura en los actuales estados de Nayarit, Durango, Zacatecas y Chihuahua.

En la segunda mitad del siglo VIl d. C. vino la decadencia y completo abandono de la gran metrópoli teotihuacana. De ese tiempo datan los hallazgos de lo que fue tal vez un gran incendio que destruyó gran parte de esta ciudad. Diversas hipótesis se han formulado para tratar de explicar la ruina de esta civilización.