Alfonso X el sabio
Rey de Castilla y de León (1252-1284), una de las figuras políticas y culturales más significativas de la edad media en la península Ibérica y en el resto del continente europeo. Nació en Toledo el 23 de noviembre de 1221, hijo de Fernando III el santo y Beatriz de Subia, soberanos de Castilla y León. A los 22 años le tocó atestiguar el Pacto de Alcaraz entre su padre y el rey árabe de Murcia por el cual se dividida el territorio entre castellanos y murcianos musulmanes.
Con la condición de que los primeros no intentaran ocupar más lugares ni imponer su religión a los conquistados.
Una vez en el trono, en 1252, Alfonso inició una campaña de repoblación e imposiciones que provocó años más tarde una revuelta de los mudéjares (árabes residentes en territorio cristiano), a quienes no fue posible aplacar, por lo que Alfonso tuvo que pedir el auxilio de su pariente el rey Jaime el Conquistador, quien puso fin al conflicto por la fuerza de las armas.
Aspiró a ser elegido emperador del Sacro Imperio Germánico, pero no lo logró a pesar de invertir en ello mucho esfuerzo y no pocos recursos.
Al final de su vida tuvo intensos conflictos con sus hijos en relación con el orden sucesorio. Más afortunado fue en el terreno de la cultura: escribió en lengua galaica Las cantigas de Nuestra Señora y bajo su dirección se compilaron en castellano Las Leyes de las Siete Partidas, La historia general, y se tradujeron obras del árabe y del hebreo, lo que permitió decir que Toledo era capital de las tres religiones, bajo una política de tolerancia y colaboración de la que era una espléndida muestra la escuela de Traductores.
Alfonso X murió en 1284 sin haber alcanzado su aspiraciones políticas, pero disfrutando del respeto y la admiración por su saber y cultura.