Antigüedad de los restos encontrados en la prehistoria

Entre los métodos de fechamiento empleados en la arqueología, encontramos que el más reciente es el derivado de la radioactividad. Se han demostrado las cualidades de ciertos metales radioactivos que se desintegran constante y regularmente hasta convertirse en sustancias inertes. Conociendo el tiempo promedio en que ocurren esas desintegraciones, se puede llegar a precisar la edad de una inmensidad de objetos.

Las técnicas de datación con radiocarbono, desarrolladas en un primer momento por el químico estadounidense Willard Frank Libby y sus colaboradores de la Universidad de Chicago en 1947, suelen ser útiles para la datación en arqueología, antropología, oceanografía, edafología, climatología y geología reciente.

El método del carbono 14, radioactiva, es uno de los más empleados en la actualidad. Por medio de la actividad metabólica, el nivel de carbono 14 en un organismo vivo se mantiene en equilibrio la atmósfera o con el de otras partes de la reserva dinámica terrestre, como el océano.

A partir de la muerte del organismo, el isótopo radiactivo empieza a desintegrarse a un ritmo conocido sin ser reemplazado por el carbono del dióxido de carbono atmosférico. Su rápida desintegración limita, en general, el periodo de datación a unos 50.000 años, aunque a veces se extienda el método hasta 70.000 años

Existen otros métodos y técnicas eronológicas para fechar con relativa precisión los restos prehistóricos, por ejemplo, el del flúor, que consiste en la medición de este elemento en los restos de huesos y dientes; o el análisis polínico, que permite estudiar la flora existente en una época determinada, mediante el estudio del polen fosilizado.

Estos métodos y técnicas, han permitido a la ciencia prehistórica formar cuadros cronológicos, que ofrecen una imagen de los cambios que se presentaron en la superficie terrestre, incluyendo la aparición y desarrollo cultural de la humanidad.